El agua helada del grifo golpeó su rostro pero no fue suficiente. El hombre se sostuvo del borde del lavabo, sus nudillos blancos, sus ojos café encontrando su reflejo en el espejo empañado.
Cada pensamiento sobre ella, era un golpe. Y cada recuerdo de su risa, un punto de presión en su pecho que amenazaba con quebrar su compostura.
─── Basta ─susurró hacia su reflejo, con su propia voz áspera, llena de una furia que no entendía. ─── Controla. Esto.
Una oleada de calor, ajena y familiar a la vez, ascendió por su espina dorsal. La Entidad se agitaba, disfrutando del festín que era su desequilibrio. En el espejo, sus pupilas se tornaron grises.
Apartó la vista de un gesto brusco, sacándose la cara con una toalla como si pudiera frotar la misma obsesión de su piel.
─── No vale la pena ─murmuró para si, una mentira frágil. ─── Nada que genere este nivel de perdida de control... vale la pena.
Cada pensamiento sobre ella, era un golpe. Y cada recuerdo de su risa, un punto de presión en su pecho que amenazaba con quebrar su compostura.
─── Basta ─susurró hacia su reflejo, con su propia voz áspera, llena de una furia que no entendía. ─── Controla. Esto.
Una oleada de calor, ajena y familiar a la vez, ascendió por su espina dorsal. La Entidad se agitaba, disfrutando del festín que era su desequilibrio. En el espejo, sus pupilas se tornaron grises.
Apartó la vista de un gesto brusco, sacándose la cara con una toalla como si pudiera frotar la misma obsesión de su piel.
─── No vale la pena ─murmuró para si, una mentira frágil. ─── Nada que genere este nivel de perdida de control... vale la pena.
El agua helada del grifo golpeó su rostro pero no fue suficiente. El hombre se sostuvo del borde del lavabo, sus nudillos blancos, sus ojos café encontrando su reflejo en el espejo empañado.
Cada pensamiento sobre ella, era un golpe. Y cada recuerdo de su risa, un punto de presión en su pecho que amenazaba con quebrar su compostura.
─── Basta ─susurró hacia su reflejo, con su propia voz áspera, llena de una furia que no entendía. ─── Controla. Esto.
Una oleada de calor, ajena y familiar a la vez, ascendió por su espina dorsal. La Entidad se agitaba, disfrutando del festín que era su desequilibrio. En el espejo, sus pupilas se tornaron grises.
Apartó la vista de un gesto brusco, sacándose la cara con una toalla como si pudiera frotar la misma obsesión de su piel.
─── No vale la pena ─murmuró para si, una mentira frágil. ─── Nada que genere este nivel de perdida de control... vale la pena.


