Ya que estaba de visita a la ciudad y aún tenía semanas hasta volver a su trabajo, estuvo paseando durante ese día. Todavía le sorprendía lo ajetreado que podía ser el ir por las calles, pero aprendió a tomar caminos menos concurridos.
El sol ya se estaba ocultando, las farolas de la plaza por donde pasaba estaban encendidas, iluminando de forma cálida el ambiente.
Se tomó el tiempo de ir más despacio para observar mejor. Todavía habían algunos grupos charlando, otros de padres e hijos jugando, personas con perros paseando... no demasiado. La plaza se veía vacía en algunas zonas. Un de ellas fue donde se detuvo al ver una banca. Pensó en tomarse un momento ahí para descansar.
Al tomar asiento, de repente escuchó un chillido de un niño que hizo que se girar a ver. Solo era un berrinche, pero ese sonido le hizo entrecerrar los ojos, llevando la diestra hacia su propia garganta, la cual estaba cubierta por el cuello largo de la camiseta, tapando la cicatriz. Gritar de esa manera no podía ser bueno para las cuerdas vocales... Ah, a veces extrañaba el poder hablar.
Pensar en ello lo llevó al momento del accidente que, de forma entrenada, lo desvió para pensar en otra cosa. Dar vueltas en ese recuerdo solo servía para amargarlo un poco.
Ahí es que se dio cuenta de pasos acercándose. Automáticamente se enderezó y quitó la mano de su cuello. Para distraerse, sacó una pequeña librera de su chaqueta y un lápiz, usualmente usaba ambas cosas para comunicarse cuando era muy necesario, pero ahora las utilizó para empezar a trazar un bosquejo cartográfico de la plaza. Apenas un mini-mapa.
El sol ya se estaba ocultando, las farolas de la plaza por donde pasaba estaban encendidas, iluminando de forma cálida el ambiente.
Se tomó el tiempo de ir más despacio para observar mejor. Todavía habían algunos grupos charlando, otros de padres e hijos jugando, personas con perros paseando... no demasiado. La plaza se veía vacía en algunas zonas. Un de ellas fue donde se detuvo al ver una banca. Pensó en tomarse un momento ahí para descansar.
Al tomar asiento, de repente escuchó un chillido de un niño que hizo que se girar a ver. Solo era un berrinche, pero ese sonido le hizo entrecerrar los ojos, llevando la diestra hacia su propia garganta, la cual estaba cubierta por el cuello largo de la camiseta, tapando la cicatriz. Gritar de esa manera no podía ser bueno para las cuerdas vocales... Ah, a veces extrañaba el poder hablar.
Pensar en ello lo llevó al momento del accidente que, de forma entrenada, lo desvió para pensar en otra cosa. Dar vueltas en ese recuerdo solo servía para amargarlo un poco.
Ahí es que se dio cuenta de pasos acercándose. Automáticamente se enderezó y quitó la mano de su cuello. Para distraerse, sacó una pequeña librera de su chaqueta y un lápiz, usualmente usaba ambas cosas para comunicarse cuando era muy necesario, pero ahora las utilizó para empezar a trazar un bosquejo cartográfico de la plaza. Apenas un mini-mapa.
Ya que estaba de visita a la ciudad y aún tenía semanas hasta volver a su trabajo, estuvo paseando durante ese día. Todavía le sorprendía lo ajetreado que podía ser el ir por las calles, pero aprendió a tomar caminos menos concurridos.
El sol ya se estaba ocultando, las farolas de la plaza por donde pasaba estaban encendidas, iluminando de forma cálida el ambiente.
Se tomó el tiempo de ir más despacio para observar mejor. Todavía habían algunos grupos charlando, otros de padres e hijos jugando, personas con perros paseando... no demasiado. La plaza se veía vacía en algunas zonas. Un de ellas fue donde se detuvo al ver una banca. Pensó en tomarse un momento ahí para descansar.
Al tomar asiento, de repente escuchó un chillido de un niño que hizo que se girar a ver. Solo era un berrinche, pero ese sonido le hizo entrecerrar los ojos, llevando la diestra hacia su propia garganta, la cual estaba cubierta por el cuello largo de la camiseta, tapando la cicatriz. Gritar de esa manera no podía ser bueno para las cuerdas vocales... Ah, a veces extrañaba el poder hablar.
Pensar en ello lo llevó al momento del accidente que, de forma entrenada, lo desvió para pensar en otra cosa. Dar vueltas en ese recuerdo solo servía para amargarlo un poco.
Ahí es que se dio cuenta de pasos acercándose. Automáticamente se enderezó y quitó la mano de su cuello. Para distraerse, sacó una pequeña librera de su chaqueta y un lápiz, usualmente usaba ambas cosas para comunicarse cuando era muy necesario, pero ahora las utilizó para empezar a trazar un bosquejo cartográfico de la plaza. Apenas un mini-mapa.
