Esto siempre es divertido, porque en el fondo la alegría no depende del momento ni del lugar. Es una chispa que se esconde en lo cotidiano, una fuerza testaruda que se niega a apagarse incluso cuando la vida parece llegar a su fin. Hay algo casi sagrado en reír ante lo inevitable, en encontrar belleza en medio de la sombra. Al final, la alegría no muere con nosotros; simplemente cambia de forma, se disuelve en el recuerdo, en la historia, en la risa que dejamos atrás.
Esto siempre es divertido, porque en el fondo la alegría no depende del momento ni del lugar. Es una chispa que se esconde en lo cotidiano, una fuerza testaruda que se niega a apagarse incluso cuando la vida parece llegar a su fin. Hay algo casi sagrado en reír ante lo inevitable, en encontrar belleza en medio de la sombra. Al final, la alegría no muere con nosotros; simplemente cambia de forma, se disuelve en el recuerdo, en la historia, en la risa que dejamos atrás.
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