Soy la Ira, y antes... antes yo era una tormenta.
Los dioses temblaban cuando yo despertaba, los ejércitos ardían solo con mi nombre. Cada grito, cada guerra, cada puño alzado… era mi canto.

Y ahora…
vivo en una casa con seis idiotas.

El castigo fue “volverme humano”, dicen. Pero esto —esto— es tortura divina.
Lujuria pasa horas frente al espejo gritando que la luz “no la favorece”.
Pereza ronca tan fuerte que podría invocar demonios.
Avaricia le pone precio a todo, incluso al silencio.
Gula se come mi desayuno cada maldita mañana.
Soberbia no escucha a nadie, pero se ofende si no lo escuchas.
Y Envidia… Envidia me mira como si esperara que yo estalle solo para sentirse viva.

He intentado mantener la calma, lo juro. Pero hay días en que la tetera hierve sola.
No tengo poderes, no tengo templos, ni ejércitos que comandar… solo esta furia que me consume cada vez que escucho a Pereza decir: “Cinco minutos más”.

Dicen que los humanos aprenden a controlar sus emociones.
Yo soy la emoción.
Y algún día, cuando esta fachada humana se rompa, el mundo volverá a arder conmigo.
Soy la Ira, y antes... antes yo era una tormenta. Los dioses temblaban cuando yo despertaba, los ejércitos ardían solo con mi nombre. Cada grito, cada guerra, cada puño alzado… era mi canto. Y ahora… vivo en una casa con seis idiotas. El castigo fue “volverme humano”, dicen. Pero esto —esto— es tortura divina. Lujuria pasa horas frente al espejo gritando que la luz “no la favorece”. Pereza ronca tan fuerte que podría invocar demonios. Avaricia le pone precio a todo, incluso al silencio. Gula se come mi desayuno cada maldita mañana. Soberbia no escucha a nadie, pero se ofende si no lo escuchas. Y Envidia… Envidia me mira como si esperara que yo estalle solo para sentirse viva. He intentado mantener la calma, lo juro. Pero hay días en que la tetera hierve sola. No tengo poderes, no tengo templos, ni ejércitos que comandar… solo esta furia que me consume cada vez que escucho a Pereza decir: “Cinco minutos más”. Dicen que los humanos aprenden a controlar sus emociones. Yo soy la emoción. Y algún día, cuando esta fachada humana se rompa, el mundo volverá a arder conmigo.
Me gusta
1
0 turnos 0 maullidos
Patrocinados
Patrocinados