Who is Irina?
Irina no vive en el presente; vive a lo largo de incontables ayeres.
Su don no fue una bendición, sino una prueba de fuego para la cordura.
De niña, la línea entre el ahora y el "hace cinco años" era inexistente. Podía sentir el frío de dos estaciones a la vez y escuchar el eco de conversaciones ya olvidadas. Este vivir en un flujo constante la marcó como una niña loca y demente, propensa a crisis de pánico y a narrar hechos que aún no sucedían o que ya habían pasado.
La medicina moderna la etiquetó con diagnósticos complejos.
La verdad era que su frágil mente infantil no podía gestionar la paradoja cuántica de sus viajes. Solo al llegar a la adolescencia, y por pura necesidad de supervivencia mental, logró imponer una barrera psíquica. Aprendió a hacer el viaje intencional, a controlarlo, a elegir el ayer que necesitaba.
La locura se transformó en propósito, y el don, en una herramienta forjada en la soledad.
El poder de Irina tiene un costo físico brutal, una "multa" que su cuerpo paga por desafiar las leyes de la física.
Cada vez que regresa de un salto al pasado, el tiempo la reclama con violencia.
La sangre que brota de su nariz, los espasmos involuntarios y el mareo no son solo molestias; son el tiempo reiniciando su sistema nervioso.
Durante las horas que siguen, es inútil, una presa fácil. Esta debilidad recurrente la ha convertido en una maestra de la planificación.
Nunca viaja sin un plan de escape o un refugio inmediato y seguro. Su puntería solo le sirve si ha calculado con precisión la hora de su retorno.
En el mundo actual, la única manera que Irina ha encontrado para sentirse dueña de su tiempo es a través de la precisión tangible.
Si el pasado es caótico y el regreso, debilitante, sus manos y sus ojos deben ser firmes. Por ello, desarrolló una puntería a distancia extraordinaria. Ya sea con una ballesta, un rifle de alta potencia o un dardo, su enfoque es absoluto. Esta habilidad no es un adorno: es su mecanismo de defensa más inmediato, la única garantía que tiene de neutralizar una amenaza antes de que esta pueda acercarse y aprovecharse de la vulnerabilidad que sigue al viaje.
Nadie sabe como logra su cometido o como finalmente completa las misiones que para muchos son imposibles, sólo saben que Irina la hija del trueno lo logrará.
Su don es su mas grande secreto.
Irina no vive en el presente; vive a lo largo de incontables ayeres.
Su don no fue una bendición, sino una prueba de fuego para la cordura.
De niña, la línea entre el ahora y el "hace cinco años" era inexistente. Podía sentir el frío de dos estaciones a la vez y escuchar el eco de conversaciones ya olvidadas. Este vivir en un flujo constante la marcó como una niña loca y demente, propensa a crisis de pánico y a narrar hechos que aún no sucedían o que ya habían pasado.
La medicina moderna la etiquetó con diagnósticos complejos.
La verdad era que su frágil mente infantil no podía gestionar la paradoja cuántica de sus viajes. Solo al llegar a la adolescencia, y por pura necesidad de supervivencia mental, logró imponer una barrera psíquica. Aprendió a hacer el viaje intencional, a controlarlo, a elegir el ayer que necesitaba.
La locura se transformó en propósito, y el don, en una herramienta forjada en la soledad.
El poder de Irina tiene un costo físico brutal, una "multa" que su cuerpo paga por desafiar las leyes de la física.
Cada vez que regresa de un salto al pasado, el tiempo la reclama con violencia.
La sangre que brota de su nariz, los espasmos involuntarios y el mareo no son solo molestias; son el tiempo reiniciando su sistema nervioso.
Durante las horas que siguen, es inútil, una presa fácil. Esta debilidad recurrente la ha convertido en una maestra de la planificación.
Nunca viaja sin un plan de escape o un refugio inmediato y seguro. Su puntería solo le sirve si ha calculado con precisión la hora de su retorno.
En el mundo actual, la única manera que Irina ha encontrado para sentirse dueña de su tiempo es a través de la precisión tangible.
Si el pasado es caótico y el regreso, debilitante, sus manos y sus ojos deben ser firmes. Por ello, desarrolló una puntería a distancia extraordinaria. Ya sea con una ballesta, un rifle de alta potencia o un dardo, su enfoque es absoluto. Esta habilidad no es un adorno: es su mecanismo de defensa más inmediato, la única garantía que tiene de neutralizar una amenaza antes de que esta pueda acercarse y aprovecharse de la vulnerabilidad que sigue al viaje.
Nadie sabe como logra su cometido o como finalmente completa las misiones que para muchos son imposibles, sólo saben que Irina la hija del trueno lo logrará.
Su don es su mas grande secreto.
Who is Irina?
Irina no vive en el presente; vive a lo largo de incontables ayeres.
Su don no fue una bendición, sino una prueba de fuego para la cordura.
De niña, la línea entre el ahora y el "hace cinco años" era inexistente. Podía sentir el frío de dos estaciones a la vez y escuchar el eco de conversaciones ya olvidadas. Este vivir en un flujo constante la marcó como una niña loca y demente, propensa a crisis de pánico y a narrar hechos que aún no sucedían o que ya habían pasado.
La medicina moderna la etiquetó con diagnósticos complejos.
La verdad era que su frágil mente infantil no podía gestionar la paradoja cuántica de sus viajes. Solo al llegar a la adolescencia, y por pura necesidad de supervivencia mental, logró imponer una barrera psíquica. Aprendió a hacer el viaje intencional, a controlarlo, a elegir el ayer que necesitaba.
La locura se transformó en propósito, y el don, en una herramienta forjada en la soledad.
El poder de Irina tiene un costo físico brutal, una "multa" que su cuerpo paga por desafiar las leyes de la física.
Cada vez que regresa de un salto al pasado, el tiempo la reclama con violencia.
La sangre que brota de su nariz, los espasmos involuntarios y el mareo no son solo molestias; son el tiempo reiniciando su sistema nervioso.
Durante las horas que siguen, es inútil, una presa fácil. Esta debilidad recurrente la ha convertido en una maestra de la planificación.
Nunca viaja sin un plan de escape o un refugio inmediato y seguro. Su puntería solo le sirve si ha calculado con precisión la hora de su retorno.
En el mundo actual, la única manera que Irina ha encontrado para sentirse dueña de su tiempo es a través de la precisión tangible.
Si el pasado es caótico y el regreso, debilitante, sus manos y sus ojos deben ser firmes. Por ello, desarrolló una puntería a distancia extraordinaria. Ya sea con una ballesta, un rifle de alta potencia o un dardo, su enfoque es absoluto. Esta habilidad no es un adorno: es su mecanismo de defensa más inmediato, la única garantía que tiene de neutralizar una amenaza antes de que esta pueda acercarse y aprovecharse de la vulnerabilidad que sigue al viaje.
Nadie sabe como logra su cometido o como finalmente completa las misiones que para muchos son imposibles, sólo saben que Irina la hija del trueno lo logrará.
Su don es su mas grande secreto.

