No todas mis noches están marcadas por estrategias o informes militares. A veces, los deberes toman otra forma… como una cena de Estado, con políticos, embajadores y representantes.
El protocolo exigía cierta presentación, así que dejé el uniforme por este vestido rojo y los guantes blancos.
Ajusté uno de los guantes, tomando aire despacio antes de moverme hacia el centro del salón.
—Bueno… a ver si esta vez logran no convertir una cena en una guerra de egos —murmuré con una sonrisa apenas perceptible.
Me quedé junto a la pista, lista para lo que la noche traiga. Después de todo, incluso fuera del frente, las batallas se libran de muchas formas.
El protocolo exigía cierta presentación, así que dejé el uniforme por este vestido rojo y los guantes blancos.
Ajusté uno de los guantes, tomando aire despacio antes de moverme hacia el centro del salón.
—Bueno… a ver si esta vez logran no convertir una cena en una guerra de egos —murmuré con una sonrisa apenas perceptible.
Me quedé junto a la pista, lista para lo que la noche traiga. Después de todo, incluso fuera del frente, las batallas se libran de muchas formas.
No todas mis noches están marcadas por estrategias o informes militares. A veces, los deberes toman otra forma… como una cena de Estado, con políticos, embajadores y representantes.
El protocolo exigía cierta presentación, así que dejé el uniforme por este vestido rojo y los guantes blancos.
Ajusté uno de los guantes, tomando aire despacio antes de moverme hacia el centro del salón.
—Bueno… a ver si esta vez logran no convertir una cena en una guerra de egos —murmuré con una sonrisa apenas perceptible.
Me quedé junto a la pista, lista para lo que la noche traiga. Después de todo, incluso fuera del frente, las batallas se libran de muchas formas.


