Kael llevaba más de una hora esperando junto al camino. El bosque estaba silencioso, apenas se escuchaban los grillos. Tenía la mirada fija en la nada, como si el contrabandista fuera a aparecer por arte de magia.

—Dijo que vendría al caer el sol…

Murmuró con fastidio, parecia un loco hablando solo mientras miraba el cielo nublado. Y justo entonces… una gota le cayó en la frente.

—No…

Miró hacia arriba. Otra gota. Luego otra. En segundos, el cielo se desplomó sobre él. La lluvia arreciaba con fuerza, empapando su capa verde y pegando la tela a su cuerpo. El azabache se quedó inmóvil un momento, suspiró y apretó los labios.
Kael llevaba más de una hora esperando junto al camino. El bosque estaba silencioso, apenas se escuchaban los grillos. Tenía la mirada fija en la nada, como si el contrabandista fuera a aparecer por arte de magia. —Dijo que vendría al caer el sol… Murmuró con fastidio, parecia un loco hablando solo mientras miraba el cielo nublado. Y justo entonces… una gota le cayó en la frente. —No… Miró hacia arriba. Otra gota. Luego otra. En segundos, el cielo se desplomó sobre él. La lluvia arreciaba con fuerza, empapando su capa verde y pegando la tela a su cuerpo. El azabache se quedó inmóvil un momento, suspiró y apretó los labios.
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