— Lo impredecible asusta, pero a la vez resulta adictivo. ¿Por qué? ¿Será por la adrenalina, la sorpresa, la euforia? Por supervivencia, los humanos deberíamos preferir lo rutinario, lo conocido. Aún así nos gusta un poquito de riesgo que sazone la vida. —
— Lo impredecible asusta, pero a la vez resulta adictivo. ¿Por qué? ¿Será por la adrenalina, la sorpresa, la euforia? Por supervivencia, los humanos deberíamos preferir lo rutinario, lo conocido. Aún así nos gusta un poquito de riesgo que sazone la vida. —
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