—Mis labios guardan silencios que pocos sabrían descifrar… Mas mis ojos, encendidos como brasas, revelan la verdad que no puedo negar: estoy aquí, entre la gracia y la tormenta, para proteger y para amar, aun cuando la carga de mis actos pese más que cualquier armadura.
—Mis labios guardan silencios que pocos sabrían descifrar… Mas mis ojos, encendidos como brasas, revelan la verdad que no puedo negar: estoy aquí, entre la gracia y la tormenta, para proteger y para amar, aun cuando la carga de mis actos pese más que cualquier armadura.

