𝑖𝑚𝑙 𝑖𝑚𝑝𝑜𝑠𝑡𝑜𝑟
Una historia cálida entre lo cotidiano y lo mágico. El pequeño Nekomata llegó tímido, con sus orejas negras asomando entre la incertidumbre, y poco a poco encontró refugio en mi compañía. Juntos atravesamos el umbral del Castillo Ishtar, donde lo recibieron jardines eternos y pasillos que respiran memoria.
Allí, entre luces suaves y murmullos de piedra, lo vi sonreír por primera vez. Fue frente a un chuletón vasco servido sobre piedra ardiente, con la sal chisporroteando y el aroma envolviendo la sala. Yo lo miraba feliz mientras él, con ojos brillantes, probaba aquel festín como si descubriera un mundo nuevo.
Parece que el Sr. Pochinko ha hecho un amigo.
Una historia cálida entre lo cotidiano y lo mágico. El pequeño Nekomata llegó tímido, con sus orejas negras asomando entre la incertidumbre, y poco a poco encontró refugio en mi compañía. Juntos atravesamos el umbral del Castillo Ishtar, donde lo recibieron jardines eternos y pasillos que respiran memoria.
Allí, entre luces suaves y murmullos de piedra, lo vi sonreír por primera vez. Fue frente a un chuletón vasco servido sobre piedra ardiente, con la sal chisporroteando y el aroma envolviendo la sala. Yo lo miraba feliz mientras él, con ojos brillantes, probaba aquel festín como si descubriera un mundo nuevo.
Parece que el Sr. Pochinko ha hecho un amigo.
[caramel.com]
Una historia cálida entre lo cotidiano y lo mágico. El pequeño Nekomata llegó tímido, con sus orejas negras asomando entre la incertidumbre, y poco a poco encontró refugio en mi compañía. Juntos atravesamos el umbral del Castillo Ishtar, donde lo recibieron jardines eternos y pasillos que respiran memoria.
Allí, entre luces suaves y murmullos de piedra, lo vi sonreír por primera vez. Fue frente a un chuletón vasco servido sobre piedra ardiente, con la sal chisporroteando y el aroma envolviendo la sala. Yo lo miraba feliz mientras él, con ojos brillantes, probaba aquel festín como si descubriera un mundo nuevo.
Parece que el Sr. Pochinko ha hecho un amigo.

