— Debes de ser feliz, tu madre es amada por todos. ¿Porqué el hijo de ella no lo sería?
Eran palabras que su cuidador humano que llegaba a visitarlo cada mes a su residencia alejada del mundo humano, le decía. Escuchó a su ayudante reírse en voz baja y hablar con un tono no tan amistoso, Cælum sabía que era el tono del desprecio.
— Su excelencia jamás sabrá lo que es vivir como un verdadero humano. ¿Que hace retirado de los humanos y del mundo celestial? Estar aquí es como si estuviera en un limbo, no puede salir y nadie puede visitarlo. Sólo nosotros que fuimos reclutados por la luna, es lamentable.
Aunque parecía hablar por él, Caelum sintió sus emociones contenidas. Sabía que no era buen visto por los humanos, pero tampoco esperó el disgusto.
Pero ese humano tenía razón. Estaba encerrado en esa residencia, protegida de todo mal. Nada podía salir y nada podía ingresar. Ni siquiera él podía mirar más allá de la barrera que lo encerraba. Era como un ave que había encontrado una jaula por accidente y fue obligada a vivir ahí. Pero Caelum había nacido incluso en la jaula y ahí se había quedado.
No tenía deseos, pues una estrella era quién los cumplía. ¿Quién se los podría cumplir a una estrella? No tenía deseos y sin embargo, estaba bien. No era infeliz.. pensaba.
— Debes de ser feliz, tu madre es amada por todos. ¿Porqué el hijo de ella no lo sería?
Eran palabras que su cuidador humano que llegaba a visitarlo cada mes a su residencia alejada del mundo humano, le decía. Escuchó a su ayudante reírse en voz baja y hablar con un tono no tan amistoso, Cælum sabía que era el tono del desprecio.
— Su excelencia jamás sabrá lo que es vivir como un verdadero humano. ¿Que hace retirado de los humanos y del mundo celestial? Estar aquí es como si estuviera en un limbo, no puede salir y nadie puede visitarlo. Sólo nosotros que fuimos reclutados por la luna, es lamentable.
Aunque parecía hablar por él, Caelum sintió sus emociones contenidas. Sabía que no era buen visto por los humanos, pero tampoco esperó el disgusto.
Pero ese humano tenía razón. Estaba encerrado en esa residencia, protegida de todo mal. Nada podía salir y nada podía ingresar. Ni siquiera él podía mirar más allá de la barrera que lo encerraba. Era como un ave que había encontrado una jaula por accidente y fue obligada a vivir ahí. Pero Caelum había nacido incluso en la jaula y ahí se había quedado.
No tenía deseos, pues una estrella era quién los cumplía. ¿Quién se los podría cumplir a una estrella? No tenía deseos y sin embargo, estaba bien. No era infeliz.. pensaba.
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