ᴄáᴍᴀʀᴀ ᴅᴇ ᴇᴠᴀʟᴜᴀᴄɪóɴ ɴ-13 ("ɴɪᴅᴜꜱ"). ɪɴꜱᴛᴀʟᴀᴄɪᴏɴᴇꜱ ꜱᴜʙᴛᴇʀʀᴀɴᴇᴀꜱ, ᴡᴇʏʟᴀɴᴅ ʙɪᴏᴛᴇᴋ ʀᴇꜱᴇᴀʀᴄʜ — ᴄᴏʟᴏʀᴀᴅᴏ ꜱᴘʀɪɴɢꜱ, ᴜꜱᴀ.

La sala es pequeña, sin ventanas, iluminada por paneles fluorescentes que evitan la formación de cualquier sombra. El aire huele a desinfectante, tan fuerte que parece incrustarse en la garganta. Ambos están sentados frente a frente, separados por una lámina de cristal reforzado. La luz verde del intercomunicador parpadea suavemente: la conversación está siendo grabada, como siempre.

El evaluador de riesgos ajusta sus gafas, sin mirar a la joven del otro lado. Su atención está fija en el expediente que ilumina la pantalla de su tableta.

— Sujeto A-07, ¿conoce el propósito de esta entrevista?

Anomaly asiente, con una sonrisa que se siente fuera de lugar en un espacio tan aséptico. Le gusta que le hablen, incluso cuando lo hacen con esa frialdad que gobierna el laboratorio.

— Sep. Necesitan confirmar si presento inestabilidad conductual que comprometa las misiones —responde de memoria, como un estudiante que recita la lección.

El evaluador marca algo en la pantalla.

— Muy bien. ¿Cómo te sientes?

La sonrisa de Anomaly persiste, aunque es frágil, casi vacía.

— Bien.

— ¿Dolores articulares? ¿Mareos?

— No, nada de eso.

— ¿Cómo ha estado tu apetito? ¿Sientes hambre después de comer?

— No. La comida es buena, me llena.

— ¿Has dormido bien?

Anomaly titubea. Por primera vez en la entrevista, la seguridad de sus respuestas se rompe. El evaluador levanta la vista, clavando en ella unos ojos que parecen atravesarla.

— Explayate.

—Yo… tuve un sueño. Es el mismo todas las noches.

— ¿Desde cuándo?

— Tres días.

— ¿De qué trata el sueño?

Ella baja la mirada. Se mira las manos, cayendo en cuenta que sus dedos se enredan entre si.

— Pues… no sé dónde estoy, pero alguien toma mi mano. Su mano es grande, muy grande. Yo quiero sostenerla también, pero no tengo fuerza.

El evaluador escribe algo más rápido de lo habitual. Finalmente cierra la tableta.

— Muy bien, eso será todo por hoy.

Se pone en pie y sale.

Anomaly le observa marcharse, con una punzada de inquietud: ¿por qué tan corta la entrevista esta vez?
No importa cuánto lo desee, sabe que nadie responderá sus preguntas.
Se queda quieta, siguiéndole con la mirada, intentando descifrar los labios del entrevistador cuando habla con su encargado, cuando la luz verde del intercomunicador se apaga.

— Está recordando. Aumenten la dosis de Nepraxil-9.

La palabra resuena dentro de su cabeza. "Recordando". ¿El sueño es un recuerdo? Contiene el aliento. El vértigo de esa idea la sacude; las emociones se agolpan en su interior como una tormenta desatada. Su sonrisa se borra por completo.

"¿Qué estoy recordando?", se pregunta, y los ojos se le llenan de lágrimas.
ᴄáᴍᴀʀᴀ ᴅᴇ ᴇᴠᴀʟᴜᴀᴄɪóɴ ɴ-13 ("ɴɪᴅᴜꜱ"). ɪɴꜱᴛᴀʟᴀᴄɪᴏɴᴇꜱ ꜱᴜʙᴛᴇʀʀᴀɴᴇᴀꜱ, ᴡᴇʏʟᴀɴᴅ ʙɪᴏᴛᴇᴋ ʀᴇꜱᴇᴀʀᴄʜ — ᴄᴏʟᴏʀᴀᴅᴏ ꜱᴘʀɪɴɢꜱ, ᴜꜱᴀ. La sala es pequeña, sin ventanas, iluminada por paneles fluorescentes que evitan la formación de cualquier sombra. El aire huele a desinfectante, tan fuerte que parece incrustarse en la garganta. Ambos están sentados frente a frente, separados por una lámina de cristal reforzado. La luz verde del intercomunicador parpadea suavemente: la conversación está siendo grabada, como siempre. El evaluador de riesgos ajusta sus gafas, sin mirar a la joven del otro lado. Su atención está fija en el expediente que ilumina la pantalla de su tableta. — Sujeto A-07, ¿conoce el propósito de esta entrevista? Anomaly asiente, con una sonrisa que se siente fuera de lugar en un espacio tan aséptico. Le gusta que le hablen, incluso cuando lo hacen con esa frialdad que gobierna el laboratorio. — Sep. Necesitan confirmar si presento inestabilidad conductual que comprometa las misiones —responde de memoria, como un estudiante que recita la lección. El evaluador marca algo en la pantalla. — Muy bien. ¿Cómo te sientes? La sonrisa de Anomaly persiste, aunque es frágil, casi vacía. — Bien. — ¿Dolores articulares? ¿Mareos? — No, nada de eso. — ¿Cómo ha estado tu apetito? ¿Sientes hambre después de comer? — No. La comida es buena, me llena. — ¿Has dormido bien? Anomaly titubea. Por primera vez en la entrevista, la seguridad de sus respuestas se rompe. El evaluador levanta la vista, clavando en ella unos ojos que parecen atravesarla. — Explayate. —Yo… tuve un sueño. Es el mismo todas las noches. — ¿Desde cuándo? — Tres días. — ¿De qué trata el sueño? Ella baja la mirada. Se mira las manos, cayendo en cuenta que sus dedos se enredan entre si. — Pues… no sé dónde estoy, pero alguien toma mi mano. Su mano es grande, muy grande. Yo quiero sostenerla también, pero no tengo fuerza. El evaluador escribe algo más rápido de lo habitual. Finalmente cierra la tableta. — Muy bien, eso será todo por hoy. Se pone en pie y sale. Anomaly le observa marcharse, con una punzada de inquietud: ¿por qué tan corta la entrevista esta vez? No importa cuánto lo desee, sabe que nadie responderá sus preguntas. Se queda quieta, siguiéndole con la mirada, intentando descifrar los labios del entrevistador cuando habla con su encargado, cuando la luz verde del intercomunicador se apaga. — Está recordando. Aumenten la dosis de Nepraxil-9. La palabra resuena dentro de su cabeza. "Recordando". ¿El sueño es un recuerdo? Contiene el aliento. El vértigo de esa idea la sacude; las emociones se agolpan en su interior como una tormenta desatada. Su sonrisa se borra por completo. "¿Qué estoy recordando?", se pregunta, y los ojos se le llenan de lágrimas.
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