饾悊饾悽饾惈饾惀, 饾惒饾惃饾惍 饾悹饾惃饾惌 饾惁饾悶 饾悺饾悶饾惀饾惄饾惀饾悶饾惉饾惉. ~
6 am.
Podría parecer un día como cualquiera, un día fatídico para volverse a sumergir dentro del oleaje implacable de papelería en esa helada oficina para los profesores.
Seguro parecería un día de lo más común, uno más del montón.
Sin embargo, el ojiazul no estaba sufriendo en su cama como lo marcaría su rutina los próximos 20 minutos antes de comenzar su complicada agenda, corriendo de un lado a otro entre juntas, solicitudes y aprobaciones.
Ahora, estaba afuera, aún en pijama viendo el cielo.
Se había quedado atento hasta que la luz dorada marcaba el inicio de una jornada y otra vez, que no había dormido nada. El día había comenzado y él ni siquiera había cerrado los ojos para descansar.
¿Y cómo podría?
Había cosas importantes en su cabeza.
O mejor dicho, existían palabras en su teclado que no podían ser enviadas.
Satoru podría ser bastante abierto en cuestión de palabras, pero, tenía la mala costumbre de arruinarlo todo con un comentario fuera de lugar o logrando que las cosas pudiesen parecer una broma para así no ser tomado tan en serio.
No quería eso.
Deseaba que Utahime le tomase tan en serio que las cosas entre ambos estuviesen establecidas lo suficiente como para evidenciarle su interés por ella, y que esto a su vez no fuese causante de dudas.
Todo había comenzado a las 3 am con un intento de mensaje que NO sería enviado.
/ Hola, bonita /
Ew. No. Borrar.
/ Hime-chan /
Borrar.
/ Utahime, bombón. /
BORRAR. BORRAR.
Pasaría un tiempo para decidirse y un montón de mensajes encapsulados en la barra de texto serían testigos de su nerviosismo.
Aquellos textos variaban, pero en su mayoría, eran mensajes que llegaban a ser demasiado bobos incluso para él.
Necesitaba ser serio, no podía enviar nada demasiado ridículo o que pudiese hacer que Utahime lo dejase plantado.
Algo sincero. Algo amable.
Pasado así el tiempo desde los últimos fallidos intentos de enviar un mensaje y con la luz del cielo siendo cada vez más luminosa, se decidió:
> Buenos días, Hime.
> ¿Recuerdas que te debía una cita?
Satoru suspiraría ligeramente, las mejillas estarían rojizas.
Algo que sólo ocurría al tratarse de ella.
Una situación de la cual parecía no haber podido escapar ya más. Irónicamente.
> Pasaré por ti a las 7, hoy en la noche.
> No aceptaré un no por respuesta.
Seguido de un emoji de corazón, porque claramente no iba a dejar que la situación fuese tan seria que pudiese asustar.
También, era consciente de que debería compensar el tener que invitarla por medio de mensajes. Ya lo haría, si ella le daba la oportunidad.
Vio la conversación por unos segundos más, seguramente Utahime comenzaría su propia jornada en cualquier momento.
Era mejor así, distraerse un poco y él-…
Él debía comenzar a hacer cancelaciones de último momento.
Las reuniones, los reportes, las asistencias y algunos trabajos que serían delegados a rangos menores. No le necesitaban a él directamente.
Así que el albino, cuando el latido en su pecho logró calmarse, retornó a su habitación para recostarse un momento.
Una siesta de algunos minutos ( Si es que realmente podía tomarla ) sería suficiente para poder sacarse de encima algunas cosas que debían ser tratadas en ese momento sí o sí.
Al despertar, minutos después, sólo sería cuestión de eliminar de su lista las cosas por hacer. Cosas que le habrían sido imposibles de pasar a otro día, para dejar libre su agenda.
Sobre todo, para estar listo para ver a la castaña.
Necesitaba prepararse pues-…
Tal vez Utahime no lo sabía como tal.
Pero el interés de Satoru era sincero y puro.
Él estaba enamorado.
Esperaba tener una pequeña oportunidad con ella.
Probablemente, las pesadillas dejarían de quitarle el sueño al ojiazul por ahora y estaba seguro de que a la chica poco le agradaría que le comenzase a culpar de aquel tan curioso evento.
Estaba seguro de que no sería la última vez que le terminaría hablando a la luna sobre aquella preciosa y temperamental castaña.
Podría parecer un día como cualquiera, un día fatídico para volverse a sumergir dentro del oleaje implacable de papelería en esa helada oficina para los profesores.
Seguro parecería un día de lo más común, uno más del montón.
Sin embargo, el ojiazul no estaba sufriendo en su cama como lo marcaría su rutina los próximos 20 minutos antes de comenzar su complicada agenda, corriendo de un lado a otro entre juntas, solicitudes y aprobaciones.
Ahora, estaba afuera, aún en pijama viendo el cielo.
Se había quedado atento hasta que la luz dorada marcaba el inicio de una jornada y otra vez, que no había dormido nada. El día había comenzado y él ni siquiera había cerrado los ojos para descansar.
¿Y cómo podría?
Había cosas importantes en su cabeza.
O mejor dicho, existían palabras en su teclado que no podían ser enviadas.
Satoru podría ser bastante abierto en cuestión de palabras, pero, tenía la mala costumbre de arruinarlo todo con un comentario fuera de lugar o logrando que las cosas pudiesen parecer una broma para así no ser tomado tan en serio.
No quería eso.
Deseaba que Utahime le tomase tan en serio que las cosas entre ambos estuviesen establecidas lo suficiente como para evidenciarle su interés por ella, y que esto a su vez no fuese causante de dudas.
Todo había comenzado a las 3 am con un intento de mensaje que NO sería enviado.
/ Hola, bonita /
Ew. No. Borrar.
/ Hime-chan /
Borrar.
/ Utahime, bombón. /
BORRAR. BORRAR.
Pasaría un tiempo para decidirse y un montón de mensajes encapsulados en la barra de texto serían testigos de su nerviosismo.
Aquellos textos variaban, pero en su mayoría, eran mensajes que llegaban a ser demasiado bobos incluso para él.
Necesitaba ser serio, no podía enviar nada demasiado ridículo o que pudiese hacer que Utahime lo dejase plantado.
Algo sincero. Algo amable.
Pasado así el tiempo desde los últimos fallidos intentos de enviar un mensaje y con la luz del cielo siendo cada vez más luminosa, se decidió:
> Buenos días, Hime.
> ¿Recuerdas que te debía una cita?
Satoru suspiraría ligeramente, las mejillas estarían rojizas.
Algo que sólo ocurría al tratarse de ella.
Una situación de la cual parecía no haber podido escapar ya más. Irónicamente.
> Pasaré por ti a las 7, hoy en la noche.
> No aceptaré un no por respuesta.
Seguido de un emoji de corazón, porque claramente no iba a dejar que la situación fuese tan seria que pudiese asustar.
También, era consciente de que debería compensar el tener que invitarla por medio de mensajes. Ya lo haría, si ella le daba la oportunidad.
Vio la conversación por unos segundos más, seguramente Utahime comenzaría su propia jornada en cualquier momento.
Era mejor así, distraerse un poco y él-…
Él debía comenzar a hacer cancelaciones de último momento.
Las reuniones, los reportes, las asistencias y algunos trabajos que serían delegados a rangos menores. No le necesitaban a él directamente.
Así que el albino, cuando el latido en su pecho logró calmarse, retornó a su habitación para recostarse un momento.
Una siesta de algunos minutos ( Si es que realmente podía tomarla ) sería suficiente para poder sacarse de encima algunas cosas que debían ser tratadas en ese momento sí o sí.
Al despertar, minutos después, sólo sería cuestión de eliminar de su lista las cosas por hacer. Cosas que le habrían sido imposibles de pasar a otro día, para dejar libre su agenda.
Sobre todo, para estar listo para ver a la castaña.
Necesitaba prepararse pues-…
Tal vez Utahime no lo sabía como tal.
Pero el interés de Satoru era sincero y puro.
Él estaba enamorado.
Esperaba tener una pequeña oportunidad con ella.
Probablemente, las pesadillas dejarían de quitarle el sueño al ojiazul por ahora y estaba seguro de que a la chica poco le agradaría que le comenzase a culpar de aquel tan curioso evento.
Estaba seguro de que no sería la última vez que le terminaría hablando a la luna sobre aquella preciosa y temperamental castaña.
6 am.
Podría parecer un día como cualquiera, un día fatídico para volverse a sumergir dentro del oleaje implacable de papelería en esa helada oficina para los profesores.
Seguro parecería un día de lo más común, uno más del montón.
Sin embargo, el ojiazul no estaba sufriendo en su cama como lo marcaría su rutina los próximos 20 minutos antes de comenzar su complicada agenda, corriendo de un lado a otro entre juntas, solicitudes y aprobaciones.
Ahora, estaba afuera, aún en pijama viendo el cielo.
Se había quedado atento hasta que la luz dorada marcaba el inicio de una jornada y otra vez, que no había dormido nada. El día había comenzado y él ni siquiera había cerrado los ojos para descansar.
¿Y cómo podría?
Había cosas importantes en su cabeza.
O mejor dicho, existían palabras en su teclado que no podían ser enviadas.
Satoru podría ser bastante abierto en cuestión de palabras, pero, tenía la mala costumbre de arruinarlo todo con un comentario fuera de lugar o logrando que las cosas pudiesen parecer una broma para así no ser tomado tan en serio.
No quería eso.
Deseaba que Utahime le tomase tan en serio que las cosas entre ambos estuviesen establecidas lo suficiente como para evidenciarle su interés por ella, y que esto a su vez no fuese causante de dudas.
Todo había comenzado a las 3 am con un intento de mensaje que NO sería enviado.
/ Hola, bonita /
Ew. No. Borrar.
/ Hime-chan /
Borrar.
/ Utahime, bombón. /
BORRAR. BORRAR.
Pasaría un tiempo para decidirse y un montón de mensajes encapsulados en la barra de texto serían testigos de su nerviosismo.
Aquellos textos variaban, pero en su mayoría, eran mensajes que llegaban a ser demasiado bobos incluso para él.
Necesitaba ser serio, no podía enviar nada demasiado ridículo o que pudiese hacer que Utahime lo dejase plantado.
Algo sincero. Algo amable.
Pasado así el tiempo desde los últimos fallidos intentos de enviar un mensaje y con la luz del cielo siendo cada vez más luminosa, se decidió:
> Buenos días, Hime.
> ¿Recuerdas que te debía una cita?
Satoru suspiraría ligeramente, las mejillas estarían rojizas.
Algo que sólo ocurría al tratarse de ella.
Una situación de la cual parecía no haber podido escapar ya más. Irónicamente.
> Pasaré por ti a las 7, hoy en la noche.
> No aceptaré un no por respuesta.
Seguido de un emoji de corazón, porque claramente no iba a dejar que la situación fuese tan seria que pudiese asustar.
También, era consciente de que debería compensar el tener que invitarla por medio de mensajes. Ya lo haría, si ella le daba la oportunidad.
Vio la conversación por unos segundos más, seguramente Utahime comenzaría su propia jornada en cualquier momento.
Era mejor así, distraerse un poco y él-…
Él debía comenzar a hacer cancelaciones de último momento.
Las reuniones, los reportes, las asistencias y algunos trabajos que serían delegados a rangos menores. No le necesitaban a él directamente.
Así que el albino, cuando el latido en su pecho logró calmarse, retornó a su habitación para recostarse un momento.
Una siesta de algunos minutos ( Si es que realmente podía tomarla ) sería suficiente para poder sacarse de encima algunas cosas que debían ser tratadas en ese momento sí o sí.
Al despertar, minutos después, sólo sería cuestión de eliminar de su lista las cosas por hacer. Cosas que le habrían sido imposibles de pasar a otro día, para dejar libre su agenda.
Sobre todo, para estar listo para ver a la castaña.
Necesitaba prepararse pues-…
Tal vez Utahime no lo sabía como tal.
Pero el interés de Satoru era sincero y puro.
Él estaba enamorado.
Esperaba tener una pequeña oportunidad con ella.
Probablemente, las pesadillas dejarían de quitarle el sueño al ojiazul por ahora y estaba seguro de que a la chica poco le agradaría que le comenzase a culpar de aquel tan curioso evento.
Estaba seguro de que no sería la última vez que le terminaría hablando a la luna sobre aquella preciosa y temperamental castaña.
Tipo
Individual
L铆neas
Cualquier l铆nea
Estado
Disponible
2
turnos
0
maullidos
1320 vistas