Finalmente había ocurrido; Elena había vuelto de la universidad. Y como no podía ser de otra manera, no se le ocurrió otra cosa que decir que se quedase en su casa. Tan tranquilo. Sin dejar entrever nada. Frotó sus ojos en cuanto la luz del sol comenzó a entrar en la habitación. Todavía no estaba seguro de si era buena idea, pero el pensar que ella se quedase en otro lugar no le gustaba para nada. Y se pondría todavía más insoportable. ¿Qué podía hacer? Podía traer a ese híbriducho para que animase un poco aquello, o intentar él por su cuenta algo. La cuestión era, ¿el qué? Con un resoplido, terminó por vestirse y bajar hasta el amplio salón de la casa, donde le aguardaba ya una botella de Bourbon. El mejor desayuno. Y no quiso tampoco usar el oído para ver si la contraria se había levantado. [Elena_Gilbert]