Esa noche, en lugar de ir al departamento de Chase, Ivory caminaba sin rumbo por las calles de la ciudad. Se dijo a sí mismo que la noche estaba demasiado hermosa como para encerrarse, que el aire fresco era mejor que cuatro paredes mudas. Pero, en el fondo, sabía aquel lugar tan estéril y vacío lo ahogaba. El silencio pesaba en su pecho, la soledad se volvía insoportable en cada rincón del espacio ajeno.

Se sentó en un banco, con las rodillas pegadas al pecho y la llave entre los dedos, mirándola brillar bajo la farola. Era una bonita atención por parte de Chase… y también un recordatorio cruel de todo lo que nunca tuvo.

Ivory suspiró, con el corazón apretado, deseando que alguien, cualquiera, llenara ese vacío que le consumía por dentro.
Esa noche, en lugar de ir al departamento de Chase, Ivory caminaba sin rumbo por las calles de la ciudad. Se dijo a sí mismo que la noche estaba demasiado hermosa como para encerrarse, que el aire fresco era mejor que cuatro paredes mudas. Pero, en el fondo, sabía aquel lugar tan estéril y vacío lo ahogaba. El silencio pesaba en su pecho, la soledad se volvía insoportable en cada rincón del espacio ajeno. Se sentó en un banco, con las rodillas pegadas al pecho y la llave entre los dedos, mirándola brillar bajo la farola. Era una bonita atención por parte de Chase… y también un recordatorio cruel de todo lo que nunca tuvo. Ivory suspiró, con el corazón apretado, deseando que alguien, cualquiera, llenara ese vacío que le consumía por dentro.
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