¿Qué podía ser más cliché que una cafetería? Tanto como para poder observar a toda persona que entrara y saliera de allí. Especialemente en la época donde el calor comenzaba a ser más notorio, todo el mundo salía a beber o comer algo por las tardes.
Y él estaba sentado en una mesa, por su cuenta, sus vista yendo de un lado a otro con calma. Tenía todo el tiempo del mundo, después de todo.
Casi.
Estaba hambriento, necesitaba comer, y no es como si devorara niños de manera indoscriminada, lamentablemente tenía que prestar atención a un balance. Además, ciertos estilos de vida hacían que la carne supiera mejor.
Parpadeó una vez al salir de sus pensamiento porque algo no estaba bien; lo estaban observando. La sensación de ser el foco de atención de alguien era inconfundible.
—¿Jamás te han dicho que mirar fijo es de mala educación? —preguntó en un tono de voz lo suficientemente alto como para que la persona curiosa lo oyera y sin que nadie más lo hiciera.
Y él estaba sentado en una mesa, por su cuenta, sus vista yendo de un lado a otro con calma. Tenía todo el tiempo del mundo, después de todo.
Casi.
Estaba hambriento, necesitaba comer, y no es como si devorara niños de manera indoscriminada, lamentablemente tenía que prestar atención a un balance. Además, ciertos estilos de vida hacían que la carne supiera mejor.
Parpadeó una vez al salir de sus pensamiento porque algo no estaba bien; lo estaban observando. La sensación de ser el foco de atención de alguien era inconfundible.
—¿Jamás te han dicho que mirar fijo es de mala educación? —preguntó en un tono de voz lo suficientemente alto como para que la persona curiosa lo oyera y sin que nadie más lo hiciera.
¿Qué podía ser más cliché que una cafetería? Tanto como para poder observar a toda persona que entrara y saliera de allí. Especialemente en la época donde el calor comenzaba a ser más notorio, todo el mundo salía a beber o comer algo por las tardes.
Y él estaba sentado en una mesa, por su cuenta, sus vista yendo de un lado a otro con calma. Tenía todo el tiempo del mundo, después de todo.
Casi.
Estaba hambriento, necesitaba comer, y no es como si devorara niños de manera indoscriminada, lamentablemente tenía que prestar atención a un balance. Además, ciertos estilos de vida hacían que la carne supiera mejor.
Parpadeó una vez al salir de sus pensamiento porque algo no estaba bien; lo estaban observando. La sensación de ser el foco de atención de alguien era inconfundible.
—¿Jamás te han dicho que mirar fijo es de mala educación? —preguntó en un tono de voz lo suficientemente alto como para que la persona curiosa lo oyera y sin que nadie más lo hiciera.
