El comandante de la patrulla Aokin se entera que los orcos vienen en su dirección gracias al radar. - “¡No puede ser posible!” - Dice molesto y con algo de actitud. - “De seguro ya vienen Los Zurí, no hay de qué preocuparnos.” - Indica el comandante. Mientras reúne a todos los integrantes y les dice lo que está por pasar, se preparan para pelear si es necesario.

Las familias y demás elfos ya estaban en el lugar de emergencia porque algunos de los Aokin fueron a refugiarlos.

Aproximadamente 15 minutos después, se escuchan estruendos provenientes de uno de los caminos de la montaña rocosa, pues ahí hay un pasadizo. Un fuerte gruñido se escucha por toda el área norte. - “Han llegado. ¡En marcha¡” - grita el comandante de la patrulla, Cionel. Por el camino se encuentran con la patrulla Zurí

Llegando al pasadizo, ambas patrullas se encuentran con los orcos. Estos se ríen mientras los miran. - “Vaya, vaya. Hasta que llegan… eso es.. un acto, digamos que suicida.” - dice uno de los orcos y acto seguido se ríe burlón. El comandante de la patrulla Zurí lo mira fijamente serio. - “¿Suicida? Tal vez. Pero al menos nosotros llegamos con honor, no arrastrándonos como ratas entre las piedras.” - Mira al orco con una leve sonrisa. - “En tu lugar, no celebraría tan pronto. Aún no has visto cómo luchan los que cuidan esta región.” - el orco ríe alto, mientras los demás elfos están en postura defensiva. - “¡Honor! ¡Ja! Hermosa palabra para disfrazar la estupidez.” - escupe el suelo, donde la saliva chispea contra una raíz brillante. - “Esta región muere, elfo. Sus raíces crujen bajo nuestras botas.” - el orco levanta su hacha, y los demás le siguen, gritando. - “Lucharemos contra cada uno de ustedes. Y yo cuando logre matarte, arrancaré tu cabeza, elfo rubio insípido… y la pondré como trofeo en nuestro planeta.” - Los orcos golpean sus escudos con entusiasmo, rugiendo, preparándose para la pelea. El cielo se oscurece un poco más. Una tormenta se avecina.
El comandante de la patrulla Aokin se entera que los orcos vienen en su dirección gracias al radar. - “¡No puede ser posible!” - Dice molesto y con algo de actitud. - “De seguro ya vienen Los Zurí, no hay de qué preocuparnos.” - Indica el comandante. Mientras reúne a todos los integrantes y les dice lo que está por pasar, se preparan para pelear si es necesario. Las familias y demás elfos ya estaban en el lugar de emergencia porque algunos de los Aokin fueron a refugiarlos. Aproximadamente 15 minutos después, se escuchan estruendos provenientes de uno de los caminos de la montaña rocosa, pues ahí hay un pasadizo. Un fuerte gruñido se escucha por toda el área norte. - “Han llegado. ¡En marcha¡” - grita el comandante de la patrulla, Cionel. Por el camino se encuentran con la patrulla Zurí Llegando al pasadizo, ambas patrullas se encuentran con los orcos. Estos se ríen mientras los miran. - “Vaya, vaya. Hasta que llegan… eso es.. un acto, digamos que suicida.” - dice uno de los orcos y acto seguido se ríe burlón. El comandante de la patrulla Zurí lo mira fijamente serio. - “¿Suicida? Tal vez. Pero al menos nosotros llegamos con honor, no arrastrándonos como ratas entre las piedras.” - Mira al orco con una leve sonrisa. - “En tu lugar, no celebraría tan pronto. Aún no has visto cómo luchan los que cuidan esta región.” - el orco ríe alto, mientras los demás elfos están en postura defensiva. - “¡Honor! ¡Ja! Hermosa palabra para disfrazar la estupidez.” - escupe el suelo, donde la saliva chispea contra una raíz brillante. - “Esta región muere, elfo. Sus raíces crujen bajo nuestras botas.” - el orco levanta su hacha, y los demás le siguen, gritando. - “Lucharemos contra cada uno de ustedes. Y yo cuando logre matarte, arrancaré tu cabeza, elfo rubio insípido… y la pondré como trofeo en nuestro planeta.” - Los orcos golpean sus escudos con entusiasmo, rugiendo, preparándose para la pelea. El cielo se oscurece un poco más. Una tormenta se avecina.
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