*El suave crujir del sofá acompaña mi descanso al recostarme, dejando que mis piernas crucen con naturalidad, como si cada gesto estuviese calculado para no perder la elegancia aun en el desorden. La tela negra de mi media resalta bajo la luz, y siento el contraste del cuero anaranjado bajo mi guante. Suspiro lentamente, dejando que el aire se mezcle con la calma del entorno.*
He regresado…
*No puedo negar que resulta extraño pronunciar esas palabras en voz alta. Como si el eco mismo se burlara de mi demora, de mi ausencia prolongada. Pero aquí estoy, al fin. Cambiada, quizá, con un atuendo que no corresponde del todo a la imagen que solíais guardar de mí… aunque la esencia permanece intacta.*
*Mis ojos recorren la habitación, deteniéndose en los detalles más nimios: un cuadro torcido, una lámpara parpadeante, la familiaridad de lo cotidiano que, de algún modo, me acoge sin reproches*
He atravesado demasiados silencios para permitir que este instante se escape sin peso. Y sin embargo, aquí me encuentro, sentada con una ligereza que rara vez me concedo. No como guerrera, no como sombra de deber, sino como mujer.
He regresado…
*No puedo negar que resulta extraño pronunciar esas palabras en voz alta. Como si el eco mismo se burlara de mi demora, de mi ausencia prolongada. Pero aquí estoy, al fin. Cambiada, quizá, con un atuendo que no corresponde del todo a la imagen que solíais guardar de mí… aunque la esencia permanece intacta.*
*Mis ojos recorren la habitación, deteniéndose en los detalles más nimios: un cuadro torcido, una lámpara parpadeante, la familiaridad de lo cotidiano que, de algún modo, me acoge sin reproches*
He atravesado demasiados silencios para permitir que este instante se escape sin peso. Y sin embargo, aquí me encuentro, sentada con una ligereza que rara vez me concedo. No como guerrera, no como sombra de deber, sino como mujer.
*El suave crujir del sofá acompaña mi descanso al recostarme, dejando que mis piernas crucen con naturalidad, como si cada gesto estuviese calculado para no perder la elegancia aun en el desorden. La tela negra de mi media resalta bajo la luz, y siento el contraste del cuero anaranjado bajo mi guante. Suspiro lentamente, dejando que el aire se mezcle con la calma del entorno.*
He regresado…
*No puedo negar que resulta extraño pronunciar esas palabras en voz alta. Como si el eco mismo se burlara de mi demora, de mi ausencia prolongada. Pero aquí estoy, al fin. Cambiada, quizá, con un atuendo que no corresponde del todo a la imagen que solíais guardar de mí… aunque la esencia permanece intacta.*
*Mis ojos recorren la habitación, deteniéndose en los detalles más nimios: un cuadro torcido, una lámpara parpadeante, la familiaridad de lo cotidiano que, de algún modo, me acoge sin reproches*
He atravesado demasiados silencios para permitir que este instante se escape sin peso. Y sin embargo, aquí me encuentro, sentada con una ligereza que rara vez me concedo. No como guerrera, no como sombra de deber, sino como mujer.

