El bosque respira rebosante de vida. Brotes tiernos, robles que han resistido añares, ramas frondosas que ofrecen sombra y refugio.

Mientras avanzas, la cadencia se quiebra.
Las hojas pierden color, la corteza se agrieta.
Y el aire se espesa con hedor a hierro y podredumbre.

Allí donde la savia muere negra y la tierra se vuelve ceniza, se encuentra mi morada.

Entre raíces retorcidas y huesos en descomposición, velo por mi tierra.

Cada crujido de rama rota es una señal. Cada sombra alargándose hacia ti te advierte que el bosque del wendigo no es un lugar segur.
El bosque respira rebosante de vida. Brotes tiernos, robles que han resistido añares, ramas frondosas que ofrecen sombra y refugio. Mientras avanzas, la cadencia se quiebra. Las hojas pierden color, la corteza se agrieta. Y el aire se espesa con hedor a hierro y podredumbre. Allí donde la savia muere negra y la tierra se vuelve ceniza, se encuentra mi morada. Entre raíces retorcidas y huesos en descomposición, velo por mi tierra. Cada crujido de rama rota es una señal. Cada sombra alargándose hacia ti te advierte que el bosque del wendigo no es un lugar segur.
Me encocora
Me gusta
5
0 turnos 0 maullidos
Patrocinados
Patrocinados