Amor.
Esa palabra a la que rezan los mortales como si fuese la luz de la salvación.
Amor, le dicen.
Yo lo llamo hambre, deseo, necesidad.
Amar, le dicen.
Yo le llamo arder en el mismo fuego hasta que el aire se extingue y la carne de uno se confunde con la del otro.
Y si alguna vez me amaron, lo hicieron con lágrimas en los ojos y gemidos en los labios.
Si alguna vez amé, fue con las fauces, con las garras hundidas en la carne marcando lo que es mío.
Esa palabra a la que rezan los mortales como si fuese la luz de la salvación.
Amor, le dicen.
Yo lo llamo hambre, deseo, necesidad.
Amar, le dicen.
Yo le llamo arder en el mismo fuego hasta que el aire se extingue y la carne de uno se confunde con la del otro.
Y si alguna vez me amaron, lo hicieron con lágrimas en los ojos y gemidos en los labios.
Si alguna vez amé, fue con las fauces, con las garras hundidas en la carne marcando lo que es mío.
Amor.
Esa palabra a la que rezan los mortales como si fuese la luz de la salvación.
Amor, le dicen.
Yo lo llamo hambre, deseo, necesidad.
Amar, le dicen.
Yo le llamo arder en el mismo fuego hasta que el aire se extingue y la carne de uno se confunde con la del otro.
Y si alguna vez me amaron, lo hicieron con lágrimas en los ojos y gemidos en los labios.
Si alguna vez amé, fue con las fauces, con las garras hundidas en la carne marcando lo que es mío.
