La atmósfera estaba cargada de una mezcla intensa de deseo y poder. Alessia Leone , aunque un poco nerviosa, se dejaba guiar, sintiendo cómo la presencia dominante de Ángela la envolvía.
Cuando entraron, Ángela cerró la puerta con suavidad pero con autoridad, dejando claro que ese espacio era solo suyo. Con movimientos seguros, ató las manos de Alessia con una seda negra, acariciando sus brazos antes y después de asegurarlas. Luego, sacó una venda de satén y cubrió los ojos de su prometida, aumentando la tensión y el misterio en el cuarto.
— No sabes lo que te espera Amore
Susurró Ángela con voz profunda y cargada de intensidad.
— Hoy soy yo quien dirige el juego, y sé exactamente cómo hacer que te rindas.
Su cercanía hacía que Alessia sintiera un torbellino de emociones; una mezcla exquisita de miedo y deseo, entregándose completamente a la fuerza de Ángela en ese instante. El cuarto rojo parecía vibrar con cada palabra y cada suspiro, prometiendo una noche donde los límites se desdibujarían bajo la voluntad de Ángela.
Cuando entraron, Ángela cerró la puerta con suavidad pero con autoridad, dejando claro que ese espacio era solo suyo. Con movimientos seguros, ató las manos de Alessia con una seda negra, acariciando sus brazos antes y después de asegurarlas. Luego, sacó una venda de satén y cubrió los ojos de su prometida, aumentando la tensión y el misterio en el cuarto.
— No sabes lo que te espera Amore
Susurró Ángela con voz profunda y cargada de intensidad.
— Hoy soy yo quien dirige el juego, y sé exactamente cómo hacer que te rindas.
Su cercanía hacía que Alessia sintiera un torbellino de emociones; una mezcla exquisita de miedo y deseo, entregándose completamente a la fuerza de Ángela en ese instante. El cuarto rojo parecía vibrar con cada palabra y cada suspiro, prometiendo una noche donde los límites se desdibujarían bajo la voluntad de Ángela.
La atmósfera estaba cargada de una mezcla intensa de deseo y poder. [eclipse_silver_bat_642] , aunque un poco nerviosa, se dejaba guiar, sintiendo cómo la presencia dominante de Ángela la envolvía.
Cuando entraron, Ángela cerró la puerta con suavidad pero con autoridad, dejando claro que ese espacio era solo suyo. Con movimientos seguros, ató las manos de Alessia con una seda negra, acariciando sus brazos antes y después de asegurarlas. Luego, sacó una venda de satén y cubrió los ojos de su prometida, aumentando la tensión y el misterio en el cuarto.
— No sabes lo que te espera Amore
Susurró Ángela con voz profunda y cargada de intensidad.
— Hoy soy yo quien dirige el juego, y sé exactamente cómo hacer que te rindas.
Su cercanía hacía que Alessia sintiera un torbellino de emociones; una mezcla exquisita de miedo y deseo, entregándose completamente a la fuerza de Ángela en ese instante. El cuarto rojo parecía vibrar con cada palabra y cada suspiro, prometiendo una noche donde los límites se desdibujarían bajo la voluntad de Ángela.
