https://youtu.be/z6SWtu1PXKA?si=uRhcfsZzxaDavuRJ
Ryu リュウ・イシュタル Ishtar
En medio del bullicio de la ciudad, nuestras pisadas encontraron un rincón secreto, donde los escaparates brillaban como pequeños altares de recuerdos. Fingí curiosidad por cualquier cosa, pero mi verdadera intención era guiarla, despacio, hasta aquella tienda escondida de vinilos.
Entre estanterías que guardaban melodías olvidadas, me adelanté con un gesto travieso y coloqué los cascos sobre sus oídos. Ella, sorprendida, me miró con esos ojos que siempre parecen desnudar mi alma. La música comenzó a envolverla, invisible y profunda, como si cada nota la acariciara más de lo que yo me atrevería.
Y al verla sonreír, comprendí que a veces no hacen falta palabras para decir lo que el corazón ya susurra en silencio.
Ryu リュウ・イシュタル Ishtar
En medio del bullicio de la ciudad, nuestras pisadas encontraron un rincón secreto, donde los escaparates brillaban como pequeños altares de recuerdos. Fingí curiosidad por cualquier cosa, pero mi verdadera intención era guiarla, despacio, hasta aquella tienda escondida de vinilos.
Entre estanterías que guardaban melodías olvidadas, me adelanté con un gesto travieso y coloqué los cascos sobre sus oídos. Ella, sorprendida, me miró con esos ojos que siempre parecen desnudar mi alma. La música comenzó a envolverla, invisible y profunda, como si cada nota la acariciara más de lo que yo me atrevería.
Y al verla sonreír, comprendí que a veces no hacen falta palabras para decir lo que el corazón ya susurra en silencio.
https://youtu.be/z6SWtu1PXKA?si=uRhcfsZzxaDavuRJ
[Ryu]
En medio del bullicio de la ciudad, nuestras pisadas encontraron un rincón secreto, donde los escaparates brillaban como pequeños altares de recuerdos. Fingí curiosidad por cualquier cosa, pero mi verdadera intención era guiarla, despacio, hasta aquella tienda escondida de vinilos.
Entre estanterías que guardaban melodías olvidadas, me adelanté con un gesto travieso y coloqué los cascos sobre sus oídos. Ella, sorprendida, me miró con esos ojos que siempre parecen desnudar mi alma. La música comenzó a envolverla, invisible y profunda, como si cada nota la acariciara más de lo que yo me atrevería.
Y al verla sonreír, comprendí que a veces no hacen falta palabras para decir lo que el corazón ya susurra en silencio.


