Ryu リュウ・イシュタル Ishtar
Me acerqué despacito, notando la tensión en su cuerpo y esas ojeras que la luna resaltaba como si fueran heridas de la noche. Sus ojos aún estaban abiertos, aunque cansados, buscando sin encontrar descanso.
—Ryuu… —susurré bajito, con cuidado de no romper la frágil calma que había en la habitación.
Sin pedir permiso, me acomodé a su lado, rodeándola con mis brazos, atrayéndola contra mi pecho. Su calor era suave, tímido, como si no estuviera acostumbrada a ser sostenida. Apoyé mi mentón sobre su cabello, cerrando los ojos.
—Shhh… ya no estás sola… —murmuré, mientras mis dedos dibujaban caricias lentas en su espalda.
Empecé a tararear una melodía sin nombre, un arrullo improvisado que nació en mi corazón. No hacía falta letra, solo un hilo de voz que se meciera con el silencio, como un río calmado. Poco a poco, su respiración se acompasó con la mía, y el peso de su cansancio se fue rindiendo.
La apreté un poco más fuerte contra mí, como si con ese abrazo pudiera resguardar sus sueños. Y entre suspiro y suspiro, deseé que esa noche, al menos esa, pudiera dormir en paz.
Me acerqué despacito, notando la tensión en su cuerpo y esas ojeras que la luna resaltaba como si fueran heridas de la noche. Sus ojos aún estaban abiertos, aunque cansados, buscando sin encontrar descanso.
—Ryuu… —susurré bajito, con cuidado de no romper la frágil calma que había en la habitación.
Sin pedir permiso, me acomodé a su lado, rodeándola con mis brazos, atrayéndola contra mi pecho. Su calor era suave, tímido, como si no estuviera acostumbrada a ser sostenida. Apoyé mi mentón sobre su cabello, cerrando los ojos.
—Shhh… ya no estás sola… —murmuré, mientras mis dedos dibujaban caricias lentas en su espalda.
Empecé a tararear una melodía sin nombre, un arrullo improvisado que nació en mi corazón. No hacía falta letra, solo un hilo de voz que se meciera con el silencio, como un río calmado. Poco a poco, su respiración se acompasó con la mía, y el peso de su cansancio se fue rindiendo.
La apreté un poco más fuerte contra mí, como si con ese abrazo pudiera resguardar sus sueños. Y entre suspiro y suspiro, deseé que esa noche, al menos esa, pudiera dormir en paz.
[Ryu]
Me acerqué despacito, notando la tensión en su cuerpo y esas ojeras que la luna resaltaba como si fueran heridas de la noche. Sus ojos aún estaban abiertos, aunque cansados, buscando sin encontrar descanso.
—Ryuu… —susurré bajito, con cuidado de no romper la frágil calma que había en la habitación.
Sin pedir permiso, me acomodé a su lado, rodeándola con mis brazos, atrayéndola contra mi pecho. Su calor era suave, tímido, como si no estuviera acostumbrada a ser sostenida. Apoyé mi mentón sobre su cabello, cerrando los ojos.
—Shhh… ya no estás sola… —murmuré, mientras mis dedos dibujaban caricias lentas en su espalda.
Empecé a tararear una melodía sin nombre, un arrullo improvisado que nació en mi corazón. No hacía falta letra, solo un hilo de voz que se meciera con el silencio, como un río calmado. Poco a poco, su respiración se acompasó con la mía, y el peso de su cansancio se fue rindiendo.
La apreté un poco más fuerte contra mí, como si con ese abrazo pudiera resguardar sus sueños. Y entre suspiro y suspiro, deseé que esa noche, al menos esa, pudiera dormir en paz.
