Cuando el dios del sol me eligió, vio en mí algo que no tienen los demás, un lobo nacido de la sombra con un corazón de luz. El blanco de mi pelaje no es belleza ni pureza, es contradicción, es el equilibrio imposible entre la bestia y la divinidad.
Mientras otros licántropos se esconden bajo el gris o el negro de la oscuridad, yo brillo como un reflejo lunar que no puede ignorarse. En la batalla, mi pelaje me distingue, me convierte en un faro que despierta miedo en mis enemigos y esperanza en los pocos que merecen mi protección.
No soy como otras manadas, soy el lobo que camina en solitario, el que Apolo marcó con su luz para cazar a las criaturas de la sombra. Mi blanco no es debilidad… es el peligro de que, cuando me muestro, la oscuridad no tiene dónde ocultarse, mis ojos plateados son el sello de esa verdad, una mirada que desnuda el alma, que intimida, que no permite mentiras, veo la verdad
Mientras otros licántropos se esconden bajo el gris o el negro de la oscuridad, yo brillo como un reflejo lunar que no puede ignorarse. En la batalla, mi pelaje me distingue, me convierte en un faro que despierta miedo en mis enemigos y esperanza en los pocos que merecen mi protección.
No soy como otras manadas, soy el lobo que camina en solitario, el que Apolo marcó con su luz para cazar a las criaturas de la sombra. Mi blanco no es debilidad… es el peligro de que, cuando me muestro, la oscuridad no tiene dónde ocultarse, mis ojos plateados son el sello de esa verdad, una mirada que desnuda el alma, que intimida, que no permite mentiras, veo la verdad
Cuando el dios del sol me eligió, vio en mí algo que no tienen los demás, un lobo nacido de la sombra con un corazón de luz. El blanco de mi pelaje no es belleza ni pureza, es contradicción, es el equilibrio imposible entre la bestia y la divinidad.
Mientras otros licántropos se esconden bajo el gris o el negro de la oscuridad, yo brillo como un reflejo lunar que no puede ignorarse. En la batalla, mi pelaje me distingue, me convierte en un faro que despierta miedo en mis enemigos y esperanza en los pocos que merecen mi protección.
No soy como otras manadas, soy el lobo que camina en solitario, el que Apolo marcó con su luz para cazar a las criaturas de la sombra. Mi blanco no es debilidad… es el peligro de que, cuando me muestro, la oscuridad no tiene dónde ocultarse, mis ojos plateados son el sello de esa verdad, una mirada que desnuda el alma, que intimida, que no permite mentiras, veo la verdad

