Cuervo Negro
Siento la presencia.
Una criatura me acecha, agazapada en la penumbra, mientras trato —torpemente aún— de comprender a Veythra. Mis ojos recorren el entorno, fingiendo indiferencia… pero ahí está. Oculto entre las sombras, su silueta se deshace y recompone con ropajes negros, semejantes al plumaje de un cuervo maldito.
El aire huele a sangre seca: de demonios, de bestias.
¿Ha venido por un Ishtar?
¿O acaso… por mí?
Enfundo la espada. No sabría blandirla todavía, y sería una imprudencia tentar al caos de su filo. Me coloco en una guardia neutra, defensiva, aguardando.
Que sea él quien dé el primer paso.
Siento la presencia.
Una criatura me acecha, agazapada en la penumbra, mientras trato —torpemente aún— de comprender a Veythra. Mis ojos recorren el entorno, fingiendo indiferencia… pero ahí está. Oculto entre las sombras, su silueta se deshace y recompone con ropajes negros, semejantes al plumaje de un cuervo maldito.
El aire huele a sangre seca: de demonios, de bestias.
¿Ha venido por un Ishtar?
¿O acaso… por mí?
Enfundo la espada. No sabría blandirla todavía, y sería una imprudencia tentar al caos de su filo. Me coloco en una guardia neutra, defensiva, aguardando.
Que sea él quien dé el primer paso.
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Siento la presencia.
Una criatura me acecha, agazapada en la penumbra, mientras trato —torpemente aún— de comprender a Veythra. Mis ojos recorren el entorno, fingiendo indiferencia… pero ahí está. Oculto entre las sombras, su silueta se deshace y recompone con ropajes negros, semejantes al plumaje de un cuervo maldito.
El aire huele a sangre seca: de demonios, de bestias.
¿Ha venido por un Ishtar?
¿O acaso… por mí?
Enfundo la espada. No sabría blandirla todavía, y sería una imprudencia tentar al caos de su filo. Me coloco en una guardia neutra, defensiva, aguardando.
Que sea él quien dé el primer paso.

