Pendiente, tempranito y listo, llegó a la oficina con su bastón y dando toquecitos a las paredes y todo hasta llegar a la oficina que alguna vez fue de su papá.
No se había dado cuenta, pero lo que más le gustaba de ese lugar, es que aún tenía el aroma de su papá,; lo cual lo regresaba a esos años cuando era más niño y aún podía ver, cuando su padre le daba abrazos y le recordaba que debía siempre ser bueno.
Ya en la oficina como todo un logro personal, puso la cafetera y se hizo su propio café (y un poquito más para su nuevo compañero), esperando que a él le gustara el café francés.
No se había dado cuenta, pero lo que más le gustaba de ese lugar, es que aún tenía el aroma de su papá,; lo cual lo regresaba a esos años cuando era más niño y aún podía ver, cuando su padre le daba abrazos y le recordaba que debía siempre ser bueno.
Ya en la oficina como todo un logro personal, puso la cafetera y se hizo su propio café (y un poquito más para su nuevo compañero), esperando que a él le gustara el café francés.
Pendiente, tempranito y listo, llegó a la oficina con su bastón y dando toquecitos a las paredes y todo hasta llegar a la oficina que alguna vez fue de su papá.
No se había dado cuenta, pero lo que más le gustaba de ese lugar, es que aún tenía el aroma de su papá,; lo cual lo regresaba a esos años cuando era más niño y aún podía ver, cuando su padre le daba abrazos y le recordaba que debía siempre ser bueno.
Ya en la oficina como todo un logro personal, puso la cafetera y se hizo su propio café (y un poquito más para su nuevo compañero), esperando que a él le gustara el café francés.


