La vela titilaba como si también se burlara del cansancio en sus ojos. Con una mano repasaba documentos legales y con la otra sostenía el grimorio. —Maravilloso —murmuró con sarcasmo—, de día peleo con jueces y abogados, de noche con demonios… y ninguno sabe perder con dignidad.

–Pasaba la página con calma, esbozando una sonrisa ladeada.–
—Qué glamuroso, ¿no? Tacones en la corte y exorcismos a medianoche… deberían pagarme más por tener una doble vida.
La vela titilaba como si también se burlara del cansancio en sus ojos. Con una mano repasaba documentos legales y con la otra sostenía el grimorio. —Maravilloso —murmuró con sarcasmo—, de día peleo con jueces y abogados, de noche con demonios… y ninguno sabe perder con dignidad. –Pasaba la página con calma, esbozando una sonrisa ladeada.– —Qué glamuroso, ¿no? Tacones en la corte y exorcismos a medianoche… deberían pagarme más por tener una doble vida.
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