Tras toda una mañana y parte de la tarde trasando nuevos planos de patitos, suspiraba enfadado, dejando todo para ir a sentarse cerca del ventanal, observando la ciudad a la lejanía, encogiéndose de hombros.
Nuevamente sólo veía una pocilga que dejar derrumbarse en lugar de la tenue esperanza de reformarla.
Nuevamente sólo veía una pocilga que dejar derrumbarse en lugar de la tenue esperanza de reformarla.
Tras toda una mañana y parte de la tarde trasando nuevos planos de patitos, suspiraba enfadado, dejando todo para ir a sentarse cerca del ventanal, observando la ciudad a la lejanía, encogiéndose de hombros.
Nuevamente sólo veía una pocilga que dejar derrumbarse en lugar de la tenue esperanza de reformarla.
