Después de clases...
Luego de un pesado día de tediosas clases, profesores amargados dejando proyectos y compañeros ruidosos. Al fin ya había llegado la hora de salida. La brisa fresca que entraba por las pocas ventanas abiertas contrastaban con la calida luz solar que iluminaba los salones.
En uno de esos salones, estaba Nagatoro terminando de acomodar el lugar antes de irse a casa, caminó hasta la ventana, apoyando suavemente la mano en el cristal mientras sus ojos apreciaban el hermoso paisaje del atardecer decorado con altos edificios lejanos. El sonido de los estudiantes marchándose entre risas o conversaciones borrosas, combinado con los sonidos naturales de las hojas chocando por la brisa y los pajaros preparándose para descansar.
Una sonrisa se dibujó en el rostro de Nagatoro ante aquel cálido momento, aunque su atención fue quebrada ante el sonido de la puerta deslizándose detrás de ella.
—¿Quién es?— Su voz resonó en el salón vacío, girándose con curiosidad hacia la puerta.
En uno de esos salones, estaba Nagatoro terminando de acomodar el lugar antes de irse a casa, caminó hasta la ventana, apoyando suavemente la mano en el cristal mientras sus ojos apreciaban el hermoso paisaje del atardecer decorado con altos edificios lejanos. El sonido de los estudiantes marchándose entre risas o conversaciones borrosas, combinado con los sonidos naturales de las hojas chocando por la brisa y los pajaros preparándose para descansar.
Una sonrisa se dibujó en el rostro de Nagatoro ante aquel cálido momento, aunque su atención fue quebrada ante el sonido de la puerta deslizándose detrás de ella.
—¿Quién es?— Su voz resonó en el salón vacío, girándose con curiosidad hacia la puerta.
Luego de un pesado día de tediosas clases, profesores amargados dejando proyectos y compañeros ruidosos. Al fin ya había llegado la hora de salida. La brisa fresca que entraba por las pocas ventanas abiertas contrastaban con la calida luz solar que iluminaba los salones.
En uno de esos salones, estaba Nagatoro terminando de acomodar el lugar antes de irse a casa, caminó hasta la ventana, apoyando suavemente la mano en el cristal mientras sus ojos apreciaban el hermoso paisaje del atardecer decorado con altos edificios lejanos. El sonido de los estudiantes marchándose entre risas o conversaciones borrosas, combinado con los sonidos naturales de las hojas chocando por la brisa y los pajaros preparándose para descansar.
Una sonrisa se dibujó en el rostro de Nagatoro ante aquel cálido momento, aunque su atención fue quebrada ante el sonido de la puerta deslizándose detrás de ella.
—¿Quién es?— Su voz resonó en el salón vacío, girándose con curiosidad hacia la puerta.
Tipo
Individual
Líneas
20
Estado
Disponible
