No había sido un capricho. Tampoco rebeldía. Pero ella sabía perfectamente lo que todos pensarían: la chica problemática haciendo de las suyas. Otra vez.
Ya llevaba una lista lo suficientemente larga de faltas como para que esta desaparición encajara perfecto en aquel patrón. Impulsiva, emocional, complicada. Así era como la veían y así la juzgaban. Pero esta vez no había sido un berrinche. ¿Fue otro acto impulsivo más? Si, quizás lo fue. Pero no del todo.
El autobús se detuvo frente a la entrada de la academia. In-ah se mordió el labio, aún con el celular en modo avión. Dudó si quitarlo, pero terminó bloqueando la pantalla sin revisar nada. "Mejor no saber", pensó. No estaba lista para ver el aluvión de mensajes, ni para los reclamos, y mucho menos para las consecuencias.
—No sé como voy a salir de esta… —murmuró para sí misma— Agh, da igual... Total, nunca se me dio bien pedir permiso.
Bajó del autobus con la mochila al hombro y los auriculares colgando del cuello. Caminó hasta la entrada del edificio como si nada, como si volviera de un paseo cualquiera, y no como si hubiera desaparecido durante un fin de semana entero sin dejar rastro, sin pedir permiso y sin dar explicaciones. Como si no hubiera corrido al aeropuerto el viernes por la noche con el corazón en la garganta al enterarse que su hermano estaba enfermo. ¿Había sido impulsiva? Sí, por supuesto. ¿Lo volvería a hacer? Probablemente.
Empujó la puerta de vidrio del lobby y con pasos que pretendían ser seguros entró. "Solo actúa con naturalidad, In-ah", pensaba, mientras fingía no sentir las miradas encima de ella, ¿O quizás era paranoia? Ni siquiera lo comprobó. No vio a nadie. No buscó a nadie. Se ajustó la gorra hasta casi tapar sus cejas mientras cruzaba rápidamente el lobby como si fuera un fantasma. Solo tenía que llegar al ascensor. Subir. Y fingir que no había vuelto a joder todo.
Kang Ji Won
Ya llevaba una lista lo suficientemente larga de faltas como para que esta desaparición encajara perfecto en aquel patrón. Impulsiva, emocional, complicada. Así era como la veían y así la juzgaban. Pero esta vez no había sido un berrinche. ¿Fue otro acto impulsivo más? Si, quizás lo fue. Pero no del todo.
El autobús se detuvo frente a la entrada de la academia. In-ah se mordió el labio, aún con el celular en modo avión. Dudó si quitarlo, pero terminó bloqueando la pantalla sin revisar nada. "Mejor no saber", pensó. No estaba lista para ver el aluvión de mensajes, ni para los reclamos, y mucho menos para las consecuencias.
—No sé como voy a salir de esta… —murmuró para sí misma— Agh, da igual... Total, nunca se me dio bien pedir permiso.
Bajó del autobus con la mochila al hombro y los auriculares colgando del cuello. Caminó hasta la entrada del edificio como si nada, como si volviera de un paseo cualquiera, y no como si hubiera desaparecido durante un fin de semana entero sin dejar rastro, sin pedir permiso y sin dar explicaciones. Como si no hubiera corrido al aeropuerto el viernes por la noche con el corazón en la garganta al enterarse que su hermano estaba enfermo. ¿Había sido impulsiva? Sí, por supuesto. ¿Lo volvería a hacer? Probablemente.
Empujó la puerta de vidrio del lobby y con pasos que pretendían ser seguros entró. "Solo actúa con naturalidad, In-ah", pensaba, mientras fingía no sentir las miradas encima de ella, ¿O quizás era paranoia? Ni siquiera lo comprobó. No vio a nadie. No buscó a nadie. Se ajustó la gorra hasta casi tapar sus cejas mientras cruzaba rápidamente el lobby como si fuera un fantasma. Solo tenía que llegar al ascensor. Subir. Y fingir que no había vuelto a joder todo.
Kang Ji Won
No había sido un capricho. Tampoco rebeldía. Pero ella sabía perfectamente lo que todos pensarían: la chica problemática haciendo de las suyas. Otra vez.
Ya llevaba una lista lo suficientemente larga de faltas como para que esta desaparición encajara perfecto en aquel patrón. Impulsiva, emocional, complicada. Así era como la veían y así la juzgaban. Pero esta vez no había sido un berrinche. ¿Fue otro acto impulsivo más? Si, quizás lo fue. Pero no del todo.
El autobús se detuvo frente a la entrada de la academia. In-ah se mordió el labio, aún con el celular en modo avión. Dudó si quitarlo, pero terminó bloqueando la pantalla sin revisar nada. "Mejor no saber", pensó. No estaba lista para ver el aluvión de mensajes, ni para los reclamos, y mucho menos para las consecuencias.
—No sé como voy a salir de esta… —murmuró para sí misma— Agh, da igual... Total, nunca se me dio bien pedir permiso.
Bajó del autobus con la mochila al hombro y los auriculares colgando del cuello. Caminó hasta la entrada del edificio como si nada, como si volviera de un paseo cualquiera, y no como si hubiera desaparecido durante un fin de semana entero sin dejar rastro, sin pedir permiso y sin dar explicaciones. Como si no hubiera corrido al aeropuerto el viernes por la noche con el corazón en la garganta al enterarse que su hermano estaba enfermo. ¿Había sido impulsiva? Sí, por supuesto. ¿Lo volvería a hacer? Probablemente.
Empujó la puerta de vidrio del lobby y con pasos que pretendían ser seguros entró. "Solo actúa con naturalidad, In-ah", pensaba, mientras fingía no sentir las miradas encima de ella, ¿O quizás era paranoia? Ni siquiera lo comprobó. No vio a nadie. No buscó a nadie. Se ajustó la gorra hasta casi tapar sus cejas mientras cruzaba rápidamente el lobby como si fuera un fantasma. Solo tenía que llegar al ascensor. Subir. Y fingir que no había vuelto a joder todo.
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