Recostada bajo la sombra suave del árbol, dejo que el murmullo del viento juegue con mi cabello mientras Aelios duerme a mi lado; en esta quietud descubro que la verdadera melodía no nace de mis notas, sino de la calma que comparto con él en un mundo que parece haberse detenido solo para nosotros.
Recostada bajo la sombra suave del árbol, dejo que el murmullo del viento juegue con mi cabello mientras Aelios duerme a mi lado; en esta quietud descubro que la verdadera melodía no nace de mis notas, sino de la calma que comparto con él en un mundo que parece haberse detenido solo para nosotros.
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