La penumbra envolvía la habitación con un aire íntimo, apenas iluminada por las luces de la ciudad tras los ventanales. Ella estaba recostada en el sofá carmesí, el vestido púrpura deslizándose como un velo de seda sobre su piel, dejando brillar la joya en su cuello con cada leve movimiento.
Sus labios se curvaron en una sonrisa tenue, observando en silencio, como si supiera más de lo que estaba dispuesta a revelar. Con un gesto pausado, jugueteó con el borde de su copa antes de alzar la mirada, fijándola en quien acababa de entrar.
-No esperaba una visita nocturna,pero ya que estás aquí ¿Pasamos un buen rato? O ¿Debería ejecutarte?-
Sus labios se curvaron en una sonrisa tenue, observando en silencio, como si supiera más de lo que estaba dispuesta a revelar. Con un gesto pausado, jugueteó con el borde de su copa antes de alzar la mirada, fijándola en quien acababa de entrar.
-No esperaba una visita nocturna,pero ya que estás aquí ¿Pasamos un buen rato? O ¿Debería ejecutarte?-
La penumbra envolvía la habitación con un aire íntimo, apenas iluminada por las luces de la ciudad tras los ventanales. Ella estaba recostada en el sofá carmesí, el vestido púrpura deslizándose como un velo de seda sobre su piel, dejando brillar la joya en su cuello con cada leve movimiento.
Sus labios se curvaron en una sonrisa tenue, observando en silencio, como si supiera más de lo que estaba dispuesta a revelar. Con un gesto pausado, jugueteó con el borde de su copa antes de alzar la mirada, fijándola en quien acababa de entrar.
-No esperaba una visita nocturna,pero ya que estás aquí ¿Pasamos un buen rato? O ¿Debería ejecutarte?-


