𓋹 𝕰𝖑 𝖊𝖘𝖕𝖊𝖏𝖔 𝖗𝖔𝖙𝖔 𓋹
El espejo roto yacía en la arena, reflejando fragmentos dispersos de un cielo nublado. El hechicero, con sus manos manchadas de polvo antiguo y sangre, susurró un conjuro para unirlo. Pero en cuanto el cristal se recompuso, la maldición lo atrapó, en cada reflejo ya no veía su rostro, sino la mismísima muerte, repitiéndose eternamente frente a sus ojos azulados.
Cada grieta resplandecía como un ojo despierto. Comprendió entonces que el castigo no era el fin, sino la condena de vigilar los destinos truncados de las personas, prisionero de un reflejo que nunca dejaría de mirarlo y lo acompañaría por el resto de sus días.
El espejo roto yacía en la arena, reflejando fragmentos dispersos de un cielo nublado. El hechicero, con sus manos manchadas de polvo antiguo y sangre, susurró un conjuro para unirlo. Pero en cuanto el cristal se recompuso, la maldición lo atrapó, en cada reflejo ya no veía su rostro, sino la mismísima muerte, repitiéndose eternamente frente a sus ojos azulados.
Cada grieta resplandecía como un ojo despierto. Comprendió entonces que el castigo no era el fin, sino la condena de vigilar los destinos truncados de las personas, prisionero de un reflejo que nunca dejaría de mirarlo y lo acompañaría por el resto de sus días.
𓋹 𝕰𝖑 𝖊𝖘𝖕𝖊𝖏𝖔 𝖗𝖔𝖙𝖔 𓋹
El espejo roto yacía en la arena, reflejando fragmentos dispersos de un cielo nublado. El hechicero, con sus manos manchadas de polvo antiguo y sangre, susurró un conjuro para unirlo. Pero en cuanto el cristal se recompuso, la maldición lo atrapó, en cada reflejo ya no veía su rostro, sino la mismísima muerte, repitiéndose eternamente frente a sus ojos azulados.
Cada grieta resplandecía como un ojo despierto. Comprendió entonces que el castigo no era el fin, sino la condena de vigilar los destinos truncados de las personas, prisionero de un reflejo que nunca dejaría de mirarlo y lo acompañaría por el resto de sus días.

