No soportaba mucho el alcohol, pero tuvo que beber con los directivos de otras empresas, todo era negocio.

Ya había despedido a su secretario así que tenía que regresar a casa por su cuenta. Caminó por una calle y llegó a un callejón semi oscuro, pero encontró que alguien estaba molestando a una persona, podía escuchar sus quejidos. Aunque estaba no tan sobrio, se acercó y ahuyentó a esos tipos que huyeron al notar que era un Alfa S.

— Malditos...

Se frotó la cien con su dedo por el mareo. No podía ver a quién había salvado, pero quizás no importaba mucho así que decidió seguir su camino.