Los acordes comenzaron a fluir, suaves al principio, como un susurro que se entrelazaba con la brisa. Sekibayashi rasgueaba con una facilidad que parecía innata, sus dedos danzando sobre las cuerdas con la misma elegancia con la que manejaba una bandeja de plata. Una sonrisa traviesa iluminaba su rostro, no la de un mayordomo cumpliendo un deber, sino la de un hombre perdido en el placer de la música. Sus ojos, entrecerrados, brillaban con un deleite casi infantil, como si la guitarra fuera un secreto que solo él y la noche compartían.
alzó la vista y su sonrisa se ensanchó, mostrando un destello de su característico descaro.
♥ "Hay cosas que un hombre guarda para las horas adecuadas. ¿Me permite dedicarle esta?” respondió, inclinando la cabeza con un guiño.
https://youtu.be/ZDRKubdmIk8?si=qkxWNS2nZpALIFoP
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♥ "Hay cosas que un hombre guarda para las horas adecuadas. ¿Me permite dedicarle esta?” respondió, inclinando la cabeza con un guiño.
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alzó la vista y su sonrisa se ensanchó, mostrando un destello de su característico descaro.
♥ "Hay cosas que un hombre guarda para las horas adecuadas. ¿Me permite dedicarle esta?” respondió, inclinando la cabeza con un guiño.
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