Yunseok había viajado a Milán para presentar la nueva colección de su firma MIRROR en la Fashion Week. La ciudad, vibrante y caótica durante esos días, bullía con diseñadores, modelos y fotógrafos en cada esquina. Pero a dos días del desfile, un mensaje inesperado alteró su agenda: una de sus modelos principales había presentado su baja por enfermedad.

El tiempo apremiaba. No podía permitirse vacíos en la pasarela, y cancelarlo no era una opción. Desesperado, Yunseok publicó una oferta de empleo en todas las plataformas posibles, buscando un rostro que encajara con la estética de MIRROR.

Pasó horas revisando solicitudes en el estudio temporal que había montado en Milán, rodeado de bocetos, telas y luces de prueba. La mayoría de los perfiles no lo convencían… hasta que vio un nombre nuevo en la bandeja de entrada: Blake Ashbury.

Abrió su solicitud. No había agencia de representación ni historial profesional relevante. Las fotos eran simples, sin producción elaborada. Y, sin embargo, había algo en ellas: su mirada. No era vacía ni calculada como la de la mayoría de modelos. Tenía algo reservado, contenido, casi indomable.

Tomó el teléfono de inmediato y marcó el número indicado en su ficha. Al tercer tono, la línea se abrió.

— Con Blake Asbury? Habla Yunseok Wang, director creativo de MIRROR

su voz grave y controlada se hizo escuchar con claridad

—. He visto su solicitud para cubrir la vacante en nuestro desfile en dos días.

Se detuvo frente al ventanal del estudio, observando las bulliciosas calles de Milán.

—Su perfil me interesa

continuó, con un tono directo, sin adornos

—. Si aún está interesada, necesito reunirme con usted lo antes posible para evaluar si encaja con la visión de la colección.