*Pacientemente dejaba que arreglaran mi cabello; hubiera preferido la ayuda de Velvette, pero ya no contaba con tiempo. Mis ojos se desviaron, ya que la estilista que me estaba arreglando me preguntaba si me gustaba la manera como arregló mi cabello. Asentía con mi cabeza, sonriendo. Era extraño; ya estaba casado, pero me sentía nervioso y ansioso, así que respiré profundo para tranquilizarme, repitiéndome una y otra vez que todo saldrá bien. *