LA VERDADERA NATURALEZA DE LUNA

Pocas veces Luna dormía tranquila. En sus sueños, siempre estaba ella: la mujer ciega de cabello blanco, cubierta por un velo de plumas que ocultaba sus ojos. Rodeada por figuras aladas con ojos eternamente abiertos, murmuraban secretos que Luna no alcanzaba a entender. Pero esta vez, el sueño fue diferente. Esta vez, la figura le habló.

—Tú no eres humana, ni experimento. Eres herencia. Eres lo que encerraron hace siglos para proteger el equilibrio.

Luna intentó retroceder, pero no pudo moverse. Algo dentro de ella ardía, vibraba. Sus tatuajes, usualmente tranquilos, se retorcían con violencia sobre su piel como si quisieran escapar.

—Yo soy lo que serás cuando olvides el nombre que te dieron. Cuando dejes de temer quién eres.

La figura extendió una mano hacia ella, tocando su pecho. Y en ese instante, Luna despertó… con la garganta ardiendo y el corazón palpitando como si estuviera a punto de estallar.

Frente al espejo del baño, su reflejo ya no era completamente suyo. Sus ojos brillaban con un fulgor carmesí, su boca… era distinta. Demasiado. Abriéndose más de lo humanamente posible, con colmillos que no recordaba tener.

Había sangre en el borde del lavamanos. No suya. No sabía de quién.

La bestia dormía dentro de ella. No era un monstruo creado por el gobierno.

Era una diosa castigada, una criatura de equilibrio ancestral encerrada en un cuerpo humano, esperando despertar.

Y Luna estaba empezando a recordar

-No!.....no..no soy un mounstro....no lo soy!!
LA VERDADERA NATURALEZA DE LUNA Pocas veces Luna dormía tranquila. En sus sueños, siempre estaba ella: la mujer ciega de cabello blanco, cubierta por un velo de plumas que ocultaba sus ojos. Rodeada por figuras aladas con ojos eternamente abiertos, murmuraban secretos que Luna no alcanzaba a entender. Pero esta vez, el sueño fue diferente. Esta vez, la figura le habló. —Tú no eres humana, ni experimento. Eres herencia. Eres lo que encerraron hace siglos para proteger el equilibrio. Luna intentó retroceder, pero no pudo moverse. Algo dentro de ella ardía, vibraba. Sus tatuajes, usualmente tranquilos, se retorcían con violencia sobre su piel como si quisieran escapar. —Yo soy lo que serás cuando olvides el nombre que te dieron. Cuando dejes de temer quién eres. La figura extendió una mano hacia ella, tocando su pecho. Y en ese instante, Luna despertó… con la garganta ardiendo y el corazón palpitando como si estuviera a punto de estallar. Frente al espejo del baño, su reflejo ya no era completamente suyo. Sus ojos brillaban con un fulgor carmesí, su boca… era distinta. Demasiado. Abriéndose más de lo humanamente posible, con colmillos que no recordaba tener. Había sangre en el borde del lavamanos. No suya. No sabía de quién. La bestia dormía dentro de ella. No era un monstruo creado por el gobierno. Era una diosa castigada, una criatura de equilibrio ancestral encerrada en un cuerpo humano, esperando despertar. Y Luna estaba empezando a recordar -No!.....no..no soy un mounstro....no lo soy!!
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