โง ๐๐๐๐๐๐๐๐ — “๐๐ฅ ๐ก๐จ๐ฆ๐๐ซ๐ ๐ช๐ฎ๐ ๐ฆ๐ ๐๐๐ซ๐ ๐๐๐ ๐ฅ๐๐ฌ ๐ง๐จ๐๐ก๐๐ฌ ๐ฅ๐๐ซ๐ ๐๐ฌ”
A veces, en los silencios más hondos, Luna recordaba esa noche.
Las luces colgantes brillaban sobre su cabeza como constelaciones de mentira, y la música sonaba a lo lejos, opacada por la voz de su padre tarareando algo sin letra.
Llevaba un traje oscuro, elegante pero desenfadado, como si la seriedad no pudiera alcanzarlo del todo. Sus gafas ocultaban sus ojos, pero no su sonrisa, esa que asomaba torcida en la comisura de sus labios mientras la sostenía con un solo brazo, como si llevarla en brazos fuera su estado natural.
Ella, apenas un montón de rizos dorados y pijama satinado, dormía profundamente contra su pecho. Una manita colgaba sin fuerza, la otra reposaba en su rostro, como si incluso dormida supiera que él estaba allí. Y él… bueno, él no parecía querer estar en ningún otro lugar.
—“Eres mi niña incluso cuando sueñas,” —solía decirle al oído, como una promesa que el tiempo no podría quebrar.
Esa noche, mientras todos reían, bailaban y brindaban, él la acunaba como si fuera el tesoro más frágil del mundo.
Y aunque Luna no lo recordaba con claridad, sabía que allí nació la definición de seguridad para ella.
No era el abrazo, ni la fuerza con que la sostenía.
Era la manera en que, aun entre multitudes y luces, su padre solo miraba a una persona. A ella.
A veces, en los silencios más hondos, Luna recordaba esa noche.
Las luces colgantes brillaban sobre su cabeza como constelaciones de mentira, y la música sonaba a lo lejos, opacada por la voz de su padre tarareando algo sin letra.
Llevaba un traje oscuro, elegante pero desenfadado, como si la seriedad no pudiera alcanzarlo del todo. Sus gafas ocultaban sus ojos, pero no su sonrisa, esa que asomaba torcida en la comisura de sus labios mientras la sostenía con un solo brazo, como si llevarla en brazos fuera su estado natural.
Ella, apenas un montón de rizos dorados y pijama satinado, dormía profundamente contra su pecho. Una manita colgaba sin fuerza, la otra reposaba en su rostro, como si incluso dormida supiera que él estaba allí. Y él… bueno, él no parecía querer estar en ningún otro lugar.
—“Eres mi niña incluso cuando sueñas,” —solía decirle al oído, como una promesa que el tiempo no podría quebrar.
Esa noche, mientras todos reían, bailaban y brindaban, él la acunaba como si fuera el tesoro más frágil del mundo.
Y aunque Luna no lo recordaba con claridad, sabía que allí nació la definición de seguridad para ella.
No era el abrazo, ni la fuerza con que la sostenía.
Era la manera en que, aun entre multitudes y luces, su padre solo miraba a una persona. A ella.
โง ๐๐๐๐๐๐๐๐ — “๐๐ฅ ๐ก๐จ๐ฆ๐๐ซ๐ ๐ช๐ฎ๐ ๐ฆ๐ ๐๐๐ซ๐ ๐๐๐ ๐ฅ๐๐ฌ ๐ง๐จ๐๐ก๐๐ฌ ๐ฅ๐๐ซ๐ ๐๐ฌ”
A veces, en los silencios más hondos, Luna recordaba esa noche.
Las luces colgantes brillaban sobre su cabeza como constelaciones de mentira, y la música sonaba a lo lejos, opacada por la voz de su padre tarareando algo sin letra.
Llevaba un traje oscuro, elegante pero desenfadado, como si la seriedad no pudiera alcanzarlo del todo. Sus gafas ocultaban sus ojos, pero no su sonrisa, esa que asomaba torcida en la comisura de sus labios mientras la sostenía con un solo brazo, como si llevarla en brazos fuera su estado natural.
Ella, apenas un montón de rizos dorados y pijama satinado, dormía profundamente contra su pecho. Una manita colgaba sin fuerza, la otra reposaba en su rostro, como si incluso dormida supiera que él estaba allí. Y él… bueno, él no parecía querer estar en ningún otro lugar.
—“Eres mi niña incluso cuando sueñas,” —solía decirle al oído, como una promesa que el tiempo no podría quebrar.
Esa noche, mientras todos reían, bailaban y brindaban, él la acunaba como si fuera el tesoro más frágil del mundo.
Y aunque Luna no lo recordaba con claridad, sabía que allí nació la definición de seguridad para ella.
No era el abrazo, ni la fuerza con que la sostenía.
Era la manera en que, aun entre multitudes y luces, su padre solo miraba a una persona. A ella.
