El Refugio del Eco...
Una taberna oculta entre calles que nadie recuerda cómo encontró. No tiene letrero, solo una puerta vieja que cruje como si llorara.
Lia empujó la puerta con cuidado. El aire, denso y tibio, estaba cargado de suspiros y canciones rotas. En las esquinas, almas silenciosas contemplaban sus copas como si en ellas flotaran recuerdos que aún dolían. Un hombre cantaba con voz quebrada, y cada nota parecía arrancada de una herida abierta.
A paso lento, Lia se acercó al mostrador, donde un cantinero esperaba con la paciencia de quien ya lo ha escuchado todo.
—¿Sirven algo para los que ya no sienten nada? —preguntó, con la voz apenas audible.
El cantinero la miró con una sonrisa tenue y asintió con la cabeza.
—Tenemos lágrimas en hielo o silencio en copa. Pero si buscas paz… eso lo sirven al fondo, junto al espejo que no refleja - Lia se sentó en uno de los taburetes gastados. A su lado, alguien murmuró un nombre. No supo si era el suyo o el de quien lo había dejado atrás.
"No vine a olvidar… solo a recordar sin que duela tanto" pensó en voz baja, mientras el murmullo del lugar la envolvía como un eco de la noche.
https://youtu.be/KtlgYxa6BMU?si=w1v3IzMiXLgn9mVj
Una taberna oculta entre calles que nadie recuerda cómo encontró. No tiene letrero, solo una puerta vieja que cruje como si llorara.
Lia empujó la puerta con cuidado. El aire, denso y tibio, estaba cargado de suspiros y canciones rotas. En las esquinas, almas silenciosas contemplaban sus copas como si en ellas flotaran recuerdos que aún dolían. Un hombre cantaba con voz quebrada, y cada nota parecía arrancada de una herida abierta.
A paso lento, Lia se acercó al mostrador, donde un cantinero esperaba con la paciencia de quien ya lo ha escuchado todo.
—¿Sirven algo para los que ya no sienten nada? —preguntó, con la voz apenas audible.
El cantinero la miró con una sonrisa tenue y asintió con la cabeza.
—Tenemos lágrimas en hielo o silencio en copa. Pero si buscas paz… eso lo sirven al fondo, junto al espejo que no refleja - Lia se sentó en uno de los taburetes gastados. A su lado, alguien murmuró un nombre. No supo si era el suyo o el de quien lo había dejado atrás.
"No vine a olvidar… solo a recordar sin que duela tanto" pensó en voz baja, mientras el murmullo del lugar la envolvía como un eco de la noche.
https://youtu.be/KtlgYxa6BMU?si=w1v3IzMiXLgn9mVj
El Refugio del Eco...
Una taberna oculta entre calles que nadie recuerda cómo encontró. No tiene letrero, solo una puerta vieja que cruje como si llorara.
Lia empujó la puerta con cuidado. El aire, denso y tibio, estaba cargado de suspiros y canciones rotas. En las esquinas, almas silenciosas contemplaban sus copas como si en ellas flotaran recuerdos que aún dolían. Un hombre cantaba con voz quebrada, y cada nota parecía arrancada de una herida abierta.
A paso lento, Lia se acercó al mostrador, donde un cantinero esperaba con la paciencia de quien ya lo ha escuchado todo.
—¿Sirven algo para los que ya no sienten nada? —preguntó, con la voz apenas audible.
El cantinero la miró con una sonrisa tenue y asintió con la cabeza.
—Tenemos lágrimas en hielo o silencio en copa. Pero si buscas paz… eso lo sirven al fondo, junto al espejo que no refleja - Lia se sentó en uno de los taburetes gastados. A su lado, alguien murmuró un nombre. No supo si era el suyo o el de quien lo había dejado atrás.
"No vine a olvidar… solo a recordar sin que duela tanto" pensó en voz baja, mientras el murmullo del lugar la envolvía como un eco de la noche.
https://youtu.be/KtlgYxa6BMU?si=w1v3IzMiXLgn9mVj

