–¡No me asustan tus amenazas, estúpido, voy a destrozarte hasta que no quede nada de ti más que un montón de huesos rotos!.
–Vengan de a uno o de a diez, los aplastaré como cucarachas hasta que no quede ni un pedazo de ustedes para contar la historia–.
Dio un paso adelante, los músculos tensos, listo para convertir la calle en un cementerio de egos rotos.
–Vengan de a uno o de a diez, los aplastaré como cucarachas hasta que no quede ni un pedazo de ustedes para contar la historia–.
Dio un paso adelante, los músculos tensos, listo para convertir la calle en un cementerio de egos rotos.
–¡No me asustan tus amenazas, estúpido, voy a destrozarte hasta que no quede nada de ti más que un montón de huesos rotos!.
–Vengan de a uno o de a diez, los aplastaré como cucarachas hasta que no quede ni un pedazo de ustedes para contar la historia–.
Dio un paso adelante, los músculos tensos, listo para convertir la calle en un cementerio de egos rotos.

