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π¦π§ππ₯π§ππ₯ πππππ₯π§π’ π£ππ₯π π π¨π§π¨πππ¦ / πππ‘π§π πππ πππ‘ππ’π
El sudor perlaba su frente mientras el cazador corría a zancadas por aquel bosque. Al dedicarse a aquella vida desde que tenía uso de razón, lo cierto era que Dean Winchester estaba más que acostumbrado a las carreras, las persecuciones y a aquella clase de ejercicio físico. A pesar de su edad, la comida basura y alguna que otra cerveza de más, lo cierto era que el mayor de los hijos de John se conservaba bastante bien gracias a aquel trabajo.
La mirada verdosa del Winchester se alternaba entre el camino frente a si y el rastro que aquella criatura habia dejado en el suelo fresco, las pisadas eran fácilmente distinguibles entre las hojas y la tierra húmeda. Y donde no, siempre habia ramas partidas…
Ni siquiera sentía el peso del arma en su mano diestra. La sujetaba y sostenía como si fuera parte de su mismo cuerpo. Jamás podría caérsele un brazo, igual sucedía con sus armas. Sabia bien como sujetarlas y que formaran parte de él.
El sol era de justicia y, a pesar de que poca luz se filtraba entre aquellos árboles, la sensación térmica era insoportable. Por ello, cuando se detuvo a comprobar el rastro se pasó su brazo zurdo por la frente, limpiando asi el sudor con la manga de la chaqueta. Dejó ir el aire por la nariz y volvió a retomar la carrera. Su instinto le decía que estaba cerca, muy cerca. Pocos metros le separaban del depredador que ahora se convertiría en su presa.
γ €γ €γ €γ €βΈ»βΈ»βΈ»βΈ»βΈ»βΈ»
[πππππππ πππππππ ππππ πππππππ π’ ππππππππππ πππ ππππππ ππ ππππππππππππ; ππ ππππ πππππππππ ππ πππππππ ππ πππππππ ππ πππππππππ. πΏππ πππππ, ππππππππππ ππ πππππππππππ π’ ππ πππ π³πΌ. ππ¨ π«π¨π₯ππ¨ π©π¨π« ππ]
El sudor perlaba su frente mientras el cazador corría a zancadas por aquel bosque. Al dedicarse a aquella vida desde que tenía uso de razón, lo cierto era que Dean Winchester estaba más que acostumbrado a las carreras, las persecuciones y a aquella clase de ejercicio físico. A pesar de su edad, la comida basura y alguna que otra cerveza de más, lo cierto era que el mayor de los hijos de John se conservaba bastante bien gracias a aquel trabajo.
La mirada verdosa del Winchester se alternaba entre el camino frente a si y el rastro que aquella criatura habia dejado en el suelo fresco, las pisadas eran fácilmente distinguibles entre las hojas y la tierra húmeda. Y donde no, siempre habia ramas partidas…
Ni siquiera sentía el peso del arma en su mano diestra. La sujetaba y sostenía como si fuera parte de su mismo cuerpo. Jamás podría caérsele un brazo, igual sucedía con sus armas. Sabia bien como sujetarlas y que formaran parte de él.
El sol era de justicia y, a pesar de que poca luz se filtraba entre aquellos árboles, la sensación térmica era insoportable. Por ello, cuando se detuvo a comprobar el rastro se pasó su brazo zurdo por la frente, limpiando asi el sudor con la manga de la chaqueta. Dejó ir el aire por la nariz y volvió a retomar la carrera. Su instinto le decía que estaba cerca, muy cerca. Pocos metros le separaban del depredador que ahora se convertiría en su presa.
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El sudor perlaba su frente mientras el cazador corría a zancadas por aquel bosque. Al dedicarse a aquella vida desde que tenía uso de razón, lo cierto era que Dean Winchester estaba más que acostumbrado a las carreras, las persecuciones y a aquella clase de ejercicio físico. A pesar de su edad, la comida basura y alguna que otra cerveza de más, lo cierto era que el mayor de los hijos de John se conservaba bastante bien gracias a aquel trabajo.
La mirada verdosa del Winchester se alternaba entre el camino frente a si y el rastro que aquella criatura habia dejado en el suelo fresco, las pisadas eran fácilmente distinguibles entre las hojas y la tierra húmeda. Y donde no, siempre habia ramas partidas…
Ni siquiera sentía el peso del arma en su mano diestra. La sujetaba y sostenía como si fuera parte de su mismo cuerpo. Jamás podría caérsele un brazo, igual sucedía con sus armas. Sabia bien como sujetarlas y que formaran parte de él.
El sol era de justicia y, a pesar de que poca luz se filtraba entre aquellos árboles, la sensación térmica era insoportable. Por ello, cuando se detuvo a comprobar el rastro se pasó su brazo zurdo por la frente, limpiando asi el sudor con la manga de la chaqueta. Dejó ir el aire por la nariz y volvió a retomar la carrera. Su instinto le decía que estaba cerca, muy cerca. Pocos metros le separaban del depredador que ahora se convertiría en su presa.
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Tipo
Individual
LΓneas
30
Estado
Terminado
18
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