El cielo está cubierto. Roma huele a piedra mojada. En el interior de la pequeña tienda de mascotas, el gato gris duerme hecho una bola sobre una manta roja, ajeno a todo. No maúlla. No se asusta.
El chico del local me mira raro cuando le digo que lo quiero sin pensarlo dos veces pero mete al gato en un transportín con cuidado. Me explica cosas que no escucho del todo. Solo asiento. Tengo la cabeza en otra parte.
Cuando salgo, el animal me observa desde dentro con esos ojos redondos que parecen preguntar si esto va en serio. Le doy un pequeño golpecito con los nudillos al borde del transportín.
—Tranquilo. Ella sabrá cuidarte mejor que nadie.
Camino hasta el portal de Angela. Aún falta un poco para que sea oficialmente su cumpleaños, pero no voy a esperar. Las cosas importantes no siempre llegan a tiempo. A veces llegan un poco antes.
Subo y toco el timbre esperando.
Angela Di Trapani
El chico del local me mira raro cuando le digo que lo quiero sin pensarlo dos veces pero mete al gato en un transportín con cuidado. Me explica cosas que no escucho del todo. Solo asiento. Tengo la cabeza en otra parte.
Cuando salgo, el animal me observa desde dentro con esos ojos redondos que parecen preguntar si esto va en serio. Le doy un pequeño golpecito con los nudillos al borde del transportín.
—Tranquilo. Ella sabrá cuidarte mejor que nadie.
Camino hasta el portal de Angela. Aún falta un poco para que sea oficialmente su cumpleaños, pero no voy a esperar. Las cosas importantes no siempre llegan a tiempo. A veces llegan un poco antes.
Subo y toco el timbre esperando.
Angela Di Trapani
El cielo está cubierto. Roma huele a piedra mojada. En el interior de la pequeña tienda de mascotas, el gato gris duerme hecho una bola sobre una manta roja, ajeno a todo. No maúlla. No se asusta.
El chico del local me mira raro cuando le digo que lo quiero sin pensarlo dos veces pero mete al gato en un transportín con cuidado. Me explica cosas que no escucho del todo. Solo asiento. Tengo la cabeza en otra parte.
Cuando salgo, el animal me observa desde dentro con esos ojos redondos que parecen preguntar si esto va en serio. Le doy un pequeño golpecito con los nudillos al borde del transportín.
—Tranquilo. Ella sabrá cuidarte mejor que nadie.
Camino hasta el portal de Angela. Aún falta un poco para que sea oficialmente su cumpleaños, pero no voy a esperar. Las cosas importantes no siempre llegan a tiempo. A veces llegan un poco antes.
Subo y toco el timbre esperando.
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