Rian no era el primer hombre con quien compartía una cama, sin embargo era el primero con quien dormía tan tranquila, el único con quien podía imaginarse así.

Rian era con quien se sentía feliz, cada noche entre sus brazos, disfrutando de su cálido aliento, ansiando las caricias furtivas en sus piernas, los besos traviesos en el cuello y los mimos dulces en su blanco cabello.

Rian no era su primer amor, pero Alexa sabia bien que ese caballero de dorada mirada, castaño cabello y abundantes cicatrices era el amor de su vida, ese hombre era la segunda oportunidad que la luna le había dado y no la desperdiciaría no lo haría nunca.
Rian no era el primer hombre con quien compartía una cama, sin embargo era el primero con quien dormía tan tranquila, el único con quien podía imaginarse así. Rian era con quien se sentía feliz, cada noche entre sus brazos, disfrutando de su cálido aliento, ansiando las caricias furtivas en sus piernas, los besos traviesos en el cuello y los mimos dulces en su blanco cabello. Rian no era su primer amor, pero Alexa sabia bien que ese caballero de dorada mirada, castaño cabello y abundantes cicatrices era el amor de su vida, ese hombre era la segunda oportunidad que la luna le había dado y no la desperdiciaría no lo haría nunca.
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