—¿Eh...? ¿Tu abrigo...?— murmuró, algo atónita, sintiendo cómo la tela cálida y grande caía sobre sus hombros.

Antes de que pudiera negarse, él ya se había adelantado, como si no quisiera darle opción a rechazarlo.

Las mangas le cubrían por completo las manos, y el olor a su colonia aún flotaba en el aire. Lo ajustó un poco, sintiéndose... extrañamente protegida.

No sé si fue el viento, el frío... o simplemente él.

Pero en ese momento, no pudo evitar quedarse ahí, en silencio, con el corazón un poco más tibio que antes.

“¿Desde cuándo algo tan simple como un abrigo podía hacerme sentir así?"
—¿Eh...? ¿Tu abrigo...?— murmuró, algo atónita, sintiendo cómo la tela cálida y grande caía sobre sus hombros. Antes de que pudiera negarse, él ya se había adelantado, como si no quisiera darle opción a rechazarlo. Las mangas le cubrían por completo las manos, y el olor a su colonia aún flotaba en el aire. Lo ajustó un poco, sintiéndose... extrañamente protegida. No sé si fue el viento, el frío... o simplemente él. Pero en ese momento, no pudo evitar quedarse ahí, en silencio, con el corazón un poco más tibio que antes. “¿Desde cuándo algo tan simple como un abrigo podía hacerme sentir así?"
0 turnos 0 maullidos
Patrocinados
Patrocinados