La habitación estaba en penumbra, iluminada apenas por la suave luz grisácea que se filtraba por las cortinas gruesas. Un leve zumbido en la cabeza le recordaba el exceso de la noche anterior, a fin de cuentas había estado bebiendo y si no recordaba mal, Hotaru había tenido un encuentro sexual con un hombre. Como no llevaba ni las gafas ni las lentillas, veía un tanto borroso por la miopía y el atigmatismo. Pero al menos era consciente de su entorno, estaba acostado en una cama grande y cómoda.

—¿Dónde estoy? —Se preguntó a sí mismo en voz alta, sin percatarse del peligro inminente en el que se encontraba.