Escena: “No toques mi garra, humana”
Luna lo sostenía con cuidado, tijeras en mano, mientras le acariciaba la patita.
—Solo una uñita, Mortis… no seas dramático.
Mortis entrecerró los ojos y pensó:
"¿Dramático? ¿¡DramÁTICO!? Tú me estás tomando la pata como si fueras una florista y yo, un bonsái maldito. ¡Suelta mi extremidad, bruja!"
—Ya casi…
"Casi es la palabra que antecede a la traición, Lunática. Suelta eso antes de que invoque a Bastet para maldecir tus cejas."
Luna apenas recortó un milímetro de la garra cuando Mortis soltó un chillido desgarrador y se lanzó como proyectil sobre el respaldo del sofá.
Desde allí arriba, con los ojos dilatados y el lomo erizado, murmuró en su mente:
"Cuando caiga la noche… te haré pis en los libros."
Anyel entró justo entonces, con una bolsa de pan y su clásico comentario:
—¿Otra vez lo estás traumando?
—¡Le corté una uñita!
Mortis giró la cabeza lentamente, con una mirada que quemaba almas:
"Dile adiós a tus audífonos, rojito. Esa será mi ofrenda de paz… o de guerra."
Luna lo sostenía con cuidado, tijeras en mano, mientras le acariciaba la patita.
—Solo una uñita, Mortis… no seas dramático.
Mortis entrecerró los ojos y pensó:
"¿Dramático? ¿¡DramÁTICO!? Tú me estás tomando la pata como si fueras una florista y yo, un bonsái maldito. ¡Suelta mi extremidad, bruja!"
—Ya casi…
"Casi es la palabra que antecede a la traición, Lunática. Suelta eso antes de que invoque a Bastet para maldecir tus cejas."
Luna apenas recortó un milímetro de la garra cuando Mortis soltó un chillido desgarrador y se lanzó como proyectil sobre el respaldo del sofá.
Desde allí arriba, con los ojos dilatados y el lomo erizado, murmuró en su mente:
"Cuando caiga la noche… te haré pis en los libros."
Anyel entró justo entonces, con una bolsa de pan y su clásico comentario:
—¿Otra vez lo estás traumando?
—¡Le corté una uñita!
Mortis giró la cabeza lentamente, con una mirada que quemaba almas:
"Dile adiós a tus audífonos, rojito. Esa será mi ofrenda de paz… o de guerra."
Escena: “No toques mi garra, humana”
Luna lo sostenía con cuidado, tijeras en mano, mientras le acariciaba la patita.
—Solo una uñita, Mortis… no seas dramático.
Mortis entrecerró los ojos y pensó:
"¿Dramático? ¿¡DramÁTICO!? Tú me estás tomando la pata como si fueras una florista y yo, un bonsái maldito. ¡Suelta mi extremidad, bruja!"
—Ya casi…
"Casi es la palabra que antecede a la traición, Lunática. Suelta eso antes de que invoque a Bastet para maldecir tus cejas."
Luna apenas recortó un milímetro de la garra cuando Mortis soltó un chillido desgarrador y se lanzó como proyectil sobre el respaldo del sofá.
Desde allí arriba, con los ojos dilatados y el lomo erizado, murmuró en su mente:
"Cuando caiga la noche… te haré pis en los libros."
Anyel entró justo entonces, con una bolsa de pan y su clásico comentario:
—¿Otra vez lo estás traumando?
—¡Le corté una uñita!
Mortis giró la cabeza lentamente, con una mirada que quemaba almas:
"Dile adiós a tus audífonos, rojito. Esa será mi ofrenda de paz… o de guerra."

