— Hay algo en manejar de noche que te obliga a pensar en todo lo que no quieres. La carretera se estira como un hilo de recuerdos, y el viento entra como voces que ya no están. Cada faro que se cruza conmigo es una historia que no viví, una vida que no fue. Y mientras el mundo duerme, yo me hundo en mi cabeza, en lo que perdí, en lo que fui… en lo que no supe ser. El motor ruge como si intentara callar los pensamientos, pero no puede. Porque en la noche, no hay distracciones, no hay mentiras. Solo estás tú, el camino, y los demonios que llevas sentados atrás. A veces creo que si manejo lo suficiente, si no me detengo, voy a dejar todo eso atrás. Pero sé que no es cierto. Lo único que realmente se mueve es el velocímetro. El pasado… ese siempre viaja conmigo.
— Hay algo en manejar de noche que te obliga a pensar en todo lo que no quieres. La carretera se estira como un hilo de recuerdos, y el viento entra como voces que ya no están. Cada faro que se cruza conmigo es una historia que no viví, una vida que no fue. Y mientras el mundo duerme, yo me hundo en mi cabeza, en lo que perdí, en lo que fui… en lo que no supe ser. El motor ruge como si intentara callar los pensamientos, pero no puede. Porque en la noche, no hay distracciones, no hay mentiras. Solo estás tú, el camino, y los demonios que llevas sentados atrás. A veces creo que si manejo lo suficiente, si no me detengo, voy a dejar todo eso atrás. Pero sé que no es cierto. Lo único que realmente se mueve es el velocímetro. El pasado… ese siempre viaja conmigo.
