Mi nombre es Alessia Leone.
Trabajo en las sombras. Cobro por matar. Y lo hago bien.
Me entrené para observar, para anticiparme, para acertar.
Una bala. Una muerte. Un silencio.
No tengo jefes. Ni pareja. Ni una vida que pueda contarse sin sangre entre líneas.
Me muevo por contratos, coordenadas y objetivos. Las emociones son un lujo que no me permito.
Si algo me afecta, lo entierro. Y si alguien se vuelve un problema, lo resuelvo.
Soy sicaria.
Especialista en francotiro de precisión, infiltración, y combate cuerpo a cuerpo.
Tengo marcas en la espalda que no son por placer, sino por supervivencia.
Y una lista de cadáveres más larga que la de amantes.
Porque sí. Me gustan las mujeres.
No las relaciones. Ni los nombres. Solo las miradas que arden en silencio.
Me atrae lo que no se dice. Lo que ocurre en un ascensor sin cámaras. En una habitación cerrada con llave. En el baño de un club donde nadie escucha nada.
El sexo rápido. El deseo contenido que estalla en forma de mordida.
El tipo de contacto que no deja rastro. Salvo en la memoria.
No soy romántica.
No escribo mensajes al despertar. No cocino para nadie. No duermo abrazada.
Pero puedo hacerte temblar.
Puedo tomarte contra una pared sin decir una palabra.
Y desaparecer antes de que preguntes si volveré.
No me disculpo por lo que soy.
Soy buena en mi trabajo. Letal. Precisa. Silenciosa.
Y si alguna vez sonrío… es porque ya sé cómo vas a morir.
O peor: cómo te voy a hacer rogar por un segundo más de contacto.
Soy Alessia.
Y si alguna vez te cruzas conmigo, asegúrate de saber de qué lado estás.
Porque si no soy tu aliada, probablemente ya estés muerta.
O quizás en mi cama.
Trabajo en las sombras. Cobro por matar. Y lo hago bien.
Me entrené para observar, para anticiparme, para acertar.
Una bala. Una muerte. Un silencio.
No tengo jefes. Ni pareja. Ni una vida que pueda contarse sin sangre entre líneas.
Me muevo por contratos, coordenadas y objetivos. Las emociones son un lujo que no me permito.
Si algo me afecta, lo entierro. Y si alguien se vuelve un problema, lo resuelvo.
Soy sicaria.
Especialista en francotiro de precisión, infiltración, y combate cuerpo a cuerpo.
Tengo marcas en la espalda que no son por placer, sino por supervivencia.
Y una lista de cadáveres más larga que la de amantes.
Porque sí. Me gustan las mujeres.
No las relaciones. Ni los nombres. Solo las miradas que arden en silencio.
Me atrae lo que no se dice. Lo que ocurre en un ascensor sin cámaras. En una habitación cerrada con llave. En el baño de un club donde nadie escucha nada.
El sexo rápido. El deseo contenido que estalla en forma de mordida.
El tipo de contacto que no deja rastro. Salvo en la memoria.
No soy romántica.
No escribo mensajes al despertar. No cocino para nadie. No duermo abrazada.
Pero puedo hacerte temblar.
Puedo tomarte contra una pared sin decir una palabra.
Y desaparecer antes de que preguntes si volveré.
No me disculpo por lo que soy.
Soy buena en mi trabajo. Letal. Precisa. Silenciosa.
Y si alguna vez sonrío… es porque ya sé cómo vas a morir.
O peor: cómo te voy a hacer rogar por un segundo más de contacto.
Soy Alessia.
Y si alguna vez te cruzas conmigo, asegúrate de saber de qué lado estás.
Porque si no soy tu aliada, probablemente ya estés muerta.
O quizás en mi cama.
Mi nombre es Alessia Leone.
Trabajo en las sombras. Cobro por matar. Y lo hago bien.
Me entrené para observar, para anticiparme, para acertar.
Una bala. Una muerte. Un silencio.
No tengo jefes. Ni pareja. Ni una vida que pueda contarse sin sangre entre líneas.
Me muevo por contratos, coordenadas y objetivos. Las emociones son un lujo que no me permito.
Si algo me afecta, lo entierro. Y si alguien se vuelve un problema, lo resuelvo.
Soy sicaria.
Especialista en francotiro de precisión, infiltración, y combate cuerpo a cuerpo.
Tengo marcas en la espalda que no son por placer, sino por supervivencia.
Y una lista de cadáveres más larga que la de amantes.
Porque sí. Me gustan las mujeres.
No las relaciones. Ni los nombres. Solo las miradas que arden en silencio.
Me atrae lo que no se dice. Lo que ocurre en un ascensor sin cámaras. En una habitación cerrada con llave. En el baño de un club donde nadie escucha nada.
El sexo rápido. El deseo contenido que estalla en forma de mordida.
El tipo de contacto que no deja rastro. Salvo en la memoria.
No soy romántica.
No escribo mensajes al despertar. No cocino para nadie. No duermo abrazada.
Pero puedo hacerte temblar.
Puedo tomarte contra una pared sin decir una palabra.
Y desaparecer antes de que preguntes si volveré.
No me disculpo por lo que soy.
Soy buena en mi trabajo. Letal. Precisa. Silenciosa.
Y si alguna vez sonrío… es porque ya sé cómo vas a morir.
O peor: cómo te voy a hacer rogar por un segundo más de contacto.
Soy Alessia.
Y si alguna vez te cruzas conmigo, asegúrate de saber de qué lado estás.
Porque si no soy tu aliada, probablemente ya estés muerta.
O quizás en mi cama.

