—Hay que recapitular lo que sabemos.

El suspiro de la orden de hechiceros resonó en el cuarto. Claudio, el de mayor autoridad y que se sienta a la cabeza de la alargada mesa, reorganiza con sus ásperas manos un manojo de pergaminos y notas viejas y nuevas. Las bolsas bajo sus ojos revelan fatiga, incluso sus ojos han perdido brillo después de que aquella breve reunión de medianoche se alargara hasta la salida del sol. Aclara la garganta, con energía renovada al saber que después podría irse a descansar.

—Black Shell, apodado así por la presente secta de hechiceros al servicio de la academia de investigación en las artes oscuras, fue encontrado merodeando entre los pasillos de un matadero en Santiago del Estero y capturado un mes y medio más tarde en la frontera con Tucumán, Argentina. Identificado como un no-muerto artificial de tipo extraño, de carácter agresivo-impulsivo. Mide un aproximado de cuatro metros, pero se sospecha que puede variar sus características físicas. Su cuerpo parece ser una amalgama inestable entre carne y miasma condensado. No presenta señas o marcas de maestros o invocadores. Permanecerá bajo la custodia de la Academia de investigación en las artes oscuras hasta la intervención de una institución o entidad de mayor autoridad... ¿Todos a favor?

Claudio alzó su grisácea mirada del pergamino, observó a sus camaradas que estaban igual de exhaustos que él. Todos estuvieron a favor, tanto por el cansancio como por la curiosidad que aquella criatura les provocaba. La reunión se dió por terminada bajo las debidas formalidades, y cada uno de los hechiceros abandonó la sala de reuniones hasta que quedara vacía.

En las profundas mazmorras de la academia se encuentra Black Shell enjaulado tras barrotes de acero cubiertos con cadenas de plata, cuya defensa es reforzada por talismanes y runas de protección.
—Hay que recapitular lo que sabemos. El suspiro de la orden de hechiceros resonó en el cuarto. Claudio, el de mayor autoridad y que se sienta a la cabeza de la alargada mesa, reorganiza con sus ásperas manos un manojo de pergaminos y notas viejas y nuevas. Las bolsas bajo sus ojos revelan fatiga, incluso sus ojos han perdido brillo después de que aquella breve reunión de medianoche se alargara hasta la salida del sol. Aclara la garganta, con energía renovada al saber que después podría irse a descansar. —Black Shell, apodado así por la presente secta de hechiceros al servicio de la academia de investigación en las artes oscuras, fue encontrado merodeando entre los pasillos de un matadero en Santiago del Estero y capturado un mes y medio más tarde en la frontera con Tucumán, Argentina. Identificado como un no-muerto artificial de tipo extraño, de carácter agresivo-impulsivo. Mide un aproximado de cuatro metros, pero se sospecha que puede variar sus características físicas. Su cuerpo parece ser una amalgama inestable entre carne y miasma condensado. No presenta señas o marcas de maestros o invocadores. Permanecerá bajo la custodia de la Academia de investigación en las artes oscuras hasta la intervención de una institución o entidad de mayor autoridad... ¿Todos a favor? Claudio alzó su grisácea mirada del pergamino, observó a sus camaradas que estaban igual de exhaustos que él. Todos estuvieron a favor, tanto por el cansancio como por la curiosidad que aquella criatura les provocaba. La reunión se dió por terminada bajo las debidas formalidades, y cada uno de los hechiceros abandonó la sala de reuniones hasta que quedara vacía. En las profundas mazmorras de la academia se encuentra Black Shell enjaulado tras barrotes de acero cubiertos con cadenas de plata, cuya defensa es reforzada por talismanes y runas de protección.
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